jueves, 11 de febrero de 2016

Consuelo


Las mujeres tampoco seducen a los hombres para sustraerles el poder, ni para ejercerlo bajo mano, ni para domesticarlos, ni para sacarles su dinero, ni para adquirir lo que desean.
Las mujeres ni siquiera quieren hijos de los hombres a los que abrazan para reproducirlos, ni para reproducirse a ellas mismas, ni con el proyecto de saciar su venganza lanzando a sus hijos a la conquista del mundo.
Las mujeres ni siquiera pretenden de los hombres una casa en la que aburrirse con ellos y donde envejecer.
Las mujeres necesitan a los hombres para que ellos las consuelen de algo inexplicable.

Pascal Quignard, Las solidaridades misteriosas
Ed. Galaxia Gutenberg, 2014
Trad. Ignacio Vidal-Folch

Fot. Frances Virginia Lee Harris of Woodville ca. 1903

Brindis


Brindo por todos los demonios, por las lujurias, pasiones, avaricias, envidias, amores, odios, extraños deseos, enemigos reales e irreales, por el ejército de recuerdos contra el que lucho: que nunca me den descanso.

Patricia Highsmith Brindis de Año Nuevo, 1946

Fot. Guy Bourdin, 1970