sábado, 13 de agosto de 2016

El eje del ego


Únicamente el ser humano, absuelto de besos y contiendas, continúa andando sin extraviarse fijo sobre el eje del ego, avanzando pero sin perderse jamás, fijo y sin embargo en movimiento, la clase de infierno que es real, gris y horrible, sin pecado ni mácula dando vueltas y más vueltas, la clase de infierno que el grisáceo Dante jamás divisó pero del que tenía una pizca dentro de sí. Conócete a ti mismo y entérate que eres mortal, pero conócete a ti mismo negando que eres mortal, un algo de besos y contiendas, un iluminado rayo de lluvia, una clamorosa columna de sangre, un rosal bronceado de espinas, una mezcla de sí y no, un arco iris de amor y odio, un viento que sopla de ida y vuelta, una criatura de hermosa paz como un río, y una criatura de conflicto como una catarata, conócete a ti mismo, en negación de todas esas cosas. Y empezará a girar alrededor del eje del ego obsceno un vacío gris de algo que anda sin perderse, una máquina que en sí no es nada, un centro de la maldita alma mundial.

D. H. Lawrence   La muerte no es el mal, el mal es mecánico

Antes de


Con nadie, en ningún momento, he sido capaz de superar esa distancia de soledad que afecta de entrada a todo lo que siento. Que lo transporta a una parte secreta donde se deposita. Nunca he logrado arrancar de su rincón a esta grieta de silencio mía en la que todo cae nada mas empezar. Sin embargo, el amor es eso: la vida secreta, la vida alejada y sagrada, la vida apartada de la sociedad. La vida apartada de la familia y de la sociedad porque recuerda la vida antes de la familia y de la sociedad, antes del dia, antes del lenguaje. Vida vivípara, en la sombra, sin voz, que ignora incluso el nacimiento.

Pascal Quignard Vida Secreta
Ed. Espasa Calpe, 2004
Trad. Encarna Castejón

Fot. Rodney Smith