lunes, 26 de marzo de 2018

Río arriba


Aquella noche, en la cama, me costó conciliar el sueño. La excitación era lo que me mantenía despierto. Venía de una infancia solitaria y no estaba acostumbrado a hacer nada con otro. También en eso creía que era igual a mí padre. Pero aquel día había experimentado algo, una repentina sensación de intimidad que, al mismo tiempo, me atraía y asustaba, como un desfiladero en un terreno desconocido. Para tranquilizarme busqué una imagen en mi cabeza. Pensé en el torrente: en la charca, en la pequeña cascada, en las truchas que movían la cola para permanecer inmóviles, en las hojas y en las ramas que se llevaba la corriente. Y luego en las truchas que saltaban hacia sus presas. Comencé a comprender un hecho, a saber, que todas las cosas, para un pez de río, llegan del monte: insectos, ramas, hojas, cualquier cosa. Por eso mira hacia arriba, a la espera de lo que ha de llegar. Si el punto en el que te sumerges en un río es el presente, pensé, entonces el pasado es el agua que se ha adelantado, la que va hacia abajo y donde no hay nada para ti, mientras que el futuro es el agua que desciende de arriba , trayendo peligros y sorpresas. El pasado está río abajo; el futuro, río arriba. Eso es lo que tendría que haberle respondido a mi padre. Sea lo que sea el destino, habita en las montañas que tenemos sobre la cabeza.

Paolo Cognetti
Las ocho montañas
Ed. Literatura Radom House
Trad. César Palma.

Fot. Près de la Caverne, Terrain Brûlé by Eugène Cuvelier
The Met’s Photography Department