lunes, 29 de agosto de 2016

Saber


Y si alguien objeta que no vale la pena tanto esfuerzo, citaré a Cioran (que no es un clásico, al menos de momento, sino un pensador contemporáneo que sólo ahora se empieza a traducir en Italia): «Mientras le preparaban la cicuta, Sócrates aprendía un aria para flauta. “¿De qué te va a servir?”, le preguntaron. “Para saberla antes de morir”.

Italo Calvino  Por qué leer los clásicos
Ed. Siruela, 2009
Trad. Aurora Bernárdez
Nota prel. de Esther Calvino

Como las hojas


Como las hojas. Exactamente como las hojas. ¿No te gusta que caigan donde caen al menos un poco? ¿No le das la vuelta para ver lo que está escrito en el envés? A mí me gusta el texto sencillo que puede leerse o no, el texto que mora entre tus pies y los míos, leído o no. El que cae con la lluvia y el viento, aunque nadie lo coja para llevárselo a casa. La vida cayó a tus pies y tú la apartaste de una patada y ella sangró sobre tus zapatos y cuando llegaste a casa tu madre dijo: “Mírate, cubierto de hojas” .
Estabas cubierto de hojas. Te las quitaste una a una, dejando al descubierto la piel desnuda. Todos esos restos. Y cuando lo que tenía que caer cayó por fin, tú lo recogiste y leíste lo que había en el envés. No le encontraste ningún sentido. Lo arrugaste y lo metiste en el bolsillo donde ardió como un carbón encendido. Dime por qué te abandonaron, uno tras otro, quienes te querían .¿No les gustabas?¿No necesitaban, como tú, un corazón que fuera un libro sin la última página? Pasa las hojas.

El mundo y otros lugares
Ed. Lumen, 2016
Trad. Alejandro Palomas

Coin Plant
Pen, ink and gouache on white paper