miércoles, 31 de octubre de 2018

Tiempo


Un reloj me ha parecido siempre algo ridículo, algo esencialmente falaz, quizá porque, por un impulso interior que nunca he comprendido, me he opuesto siempre al poder del tiempo, con la esperanza de que el tiempo no pasara, no haya pasado, de forma que podría correr tras él, de que todo fuera como antes o, mejor dicho, de que todos los momentos de tiempo coexistieran simultáneamente, o más bien de que nada de lo que la historia cuenta fuera cierto, lo sucedido no hubiera sucedido aún, sino que sucederá sólo en el momento en que pensemos en ello, lo que, naturalmente, abre por otra parte la desoladora perspectiva de una miseria continua y un dolor que nunca cese.

No me parece, dijo Austerlitz, que comprendamos las leyes que rigen el retorno del pasado, pero cada vez me parece más como si no hubiera tiempo, sino diversos espacios, imbricados entre sí, en los que los vivos y los muertos, según el talante en que se encuentran, van de un lado a otro, y cuanto más lo pienso tanto más me parece que nosotros, los que todavía nos encontramos con vida, a los ojos de los muertos somos irreales y sólo a veces, en determinadas condiciones de luz y requisitos atmosféricos, resultamos visibles.

W.G. Sebald
Austerlitz
Ed. Anagrama, 2004
Trad. Miguel Sáenz

Fot. anónima del autor


Qué fue de todo aquello


Al final de la tarde...

Al final de la tarde
las últimas estelas se detienen
en la pared de cal,
accidentes, cenizas.
En los ojos entonces los paisajes
suenan como lacados
y hasta parecen lágrimas,
tan suavemente llegan.

Hablo de mí porque temo a la muerte
desnuda de las cosas
y que la muerte venga a esta azotea
a quedarse en la calma y el silencioso valle.

Como en su vaso el té moruno y verde
o el viejo libro que abierto está a su lado
han conseguido ser dueños de su quietud,
y en su quietud
igualarse a los astros que van en vastas órbitas,

como ese viejo libro y ese vaso de té,
recuerda este lugar y este momento.

Un día llegará en que te preguntes
¿de ti, de mí, qué fue de todo aquello?,
y de los ojos
ya no vendrán palabras.

Junto al agua, 1980

martes, 30 de octubre de 2018

La luz irrumpe donde el sol brilla


La Luz Irrumpe Donde Ningún Sol Brilla

La luz irrumpe donde ningún sol brilla;
donde no se alza mar alguno, las aguas del corazón
impulsan sus mareas;
Y, como rotos fantasmas con tocas de luciérnagas
las cosas de la luz
desfilan por la carne, donde no hay carne alguna que atavíe los huesos.

Una vela en los muslos
calienta la juventud y el semen y quema la simiente de la edad;
donde ningún semen se agita,
el fruto del hombre se despliega en las estrellas,
lustroso como un higo;
donde no hay cera alguna, muestra su pábilo la vela.

El alba irrumpe atrás de los ojos;
desde ambos polos, cráneo y piel, la sangre tempestuosa
como un mar se desliza;
sin cercas ni vallados brotan los surtidores
del cielo hacia la vara
prediciendo en la sonrisa el óleo de las lágrimas.

La noche ronda en las órbitas,
como una luna de alquitrán, límite de globos;
el día ilumina el hueso;
donde no hay frío alguno, el ciclón desollador desata
las ropas del invierno;
la película de la primavera se cuelga de los párpados.

La luz irrumpe en solares ocultos,
en las crestas del pensamiento donde los pensamientos huelen en la lluvia,
cuando muere la lógica,
el secreto del suelo crece a través del ojo,
y la sangre al sol brinca
en terrenos baldíos donde el alba hace un alto.


Ed. Corregidor, 1981
Versión de Elizabeth Azcona Cranwell


lunes, 29 de octubre de 2018

Sueño


Sueño

¿Aún ríe tu cuerpo a la aguda caricia
de la mano o del aire, y a veces reencuentra
en el aire otros cuerpos? Muchos de ellos regresan
de un temblor de la sangre, de una nada. También el cuerpo
que se tendió a tu lado en esa nada te busca.

Era un juego ligero pensar que algún día
la caricia del aire podría renacer
imprevisto recuerdo en la nada. Tu cuerpo
se habría despertado una mañana, amoroso
de su misma tibieza, bajo el alba desierta.
Un agudo recuerdo te habría recorrido
y una aguda sonrisa. ¿No vuelve aquel alba?

En el aire se hubiera ceñido a tu cuerpo
esa fresca caricia, en la íntima sangre,
y si hubieras sabido que el tibio momento
respondía en el alba a un temblor diferente,
a un temblor de la nada. Lo hubieras sabido
como un día lejano supiste que un cuerpo
se tendió a tu lado.
Dormías liviana
bajo un aire risueño de frágiles cuerpos,
de una amorosa nada. Y la aguda sonrisa
te recorrió, abriéndote los ojos azorados.
¿No ha vuelto más, de la nada, aquel alba?


Fot. Ficha policial del autor, 1937

sábado, 27 de octubre de 2018

Si puedo


Yendo en el taxi con Ana María, contemple su joven rostro y me pregunté ¿cuál sería el mayor regalo que pudiera hacerle para iluminar su vida , o para que el mundo se meza para ella? Ese momento en que el mundo se mece y la cabeza de June cae pesadamente como una flor cortada de su tallo. Todo arte se esfuerza por conseguir de nuevo semejante momento y los hombres sabios conspiran para diluir su esencia. Y odié la sabiduría de Allendy y prometí secretamente: ¡Si puedo, Ana María, haré que el mundo se meza para ti!

Ed. Siruela, 2014
Trad. José Luis Fernández-Villanueva

Fot. Robert Heinecken

El lado imposible


Lanzaste al aire
la moneda vibrante de tu vida.
Hoy al mundo le enseñas
la cara que tocó del lanzamiento.
Y mientras la sostienes en la palma,
acaricia tu mano
la cruz oculta que tu corazón
quería.
Estrechas la moneda
y es su lado imposible
el que en tu piel se graba.

Ed. Pre-textos, 2018

viernes, 26 de octubre de 2018

Cuál es la pregunta?


El ensayo de Borges lleva por título "El pudor de la historia". Y ya está, ya me ha enganchado la idea. Cuando ese mismo día leo un periódico lleno de referencias a Grecia, al ISIS y a cientos de refugiados ahogados en el mar, pienso que la historia carece de cualquier pudor. 
Y, sin embargo, ¿qué es lo que dice Borges? 
"Un prosista chino ha observado que el unicornio, en razón misma de lo anómalo que es, ha de pasar inadvertido. Los ojos ven lo que están habituados a ver. Tácito no percibió la Crucifixión, aunque la registra en su libro". 
Leo esta frase y, dos líneas después, regreso a ella. El hombre que murió crucificado partió la historia en dos -la época anterior y la posterior a él-  y, sin embargo, en Las Historias de Tácito no se reparó en la importancia de su muerte. Nosotros vivimos en un tiempo en que la historia de los acontecimientos se registra a diario. ¿Qué es lo que nos perdemos entre todo lo que no quisiéramos perdernos? 
Borges continúa: 
"A esta reflexión me condujo una frase casual que entreví al hojear una historia de la literatura griega y que me interesó, por ser ligeramente enigmática. He aquí la frase: "He brought in a second actor" (Trajo a un segundo actor). Me detuve, comprobé que el sujeto de esa misteriosa acción era Esquilo y que este, según se lee en el cuarto capítulo de la Poética de Aristóteles, elevó de uno a dos el número de actores". 
(...)
Que los espectadores en Atenas 500 años antes de Cristo (...) vieran de repente una segunda persona sobre el escenario de lo que Borges denomina "el teatro del color de la miel" debió de causar un gran impacto. Aristóteles lo cuenta de manera sobria, casi cabría decir con humildad. Sencillamente afirma que Esquilo fue el primero en "elevar" el número de actores de uno a dos. Y, sin embargo, la revolución consiste precisamente en eso, en el paso de uno a dos actores, porque ello introduce el diálogo. Todo lo que viene después ya no es revolución. 
(...)
¿Y qué nos sucede a nosotros? ¿Cómo es que no somos capaces de ver? ¿Qué es lo que no hemos comprendido? ¿El bosón de Higgs? Aquí me adentro en terreno peligroso, ese lugar donde los misterios de la realidad superan mi capacidad de entendimiento. Quizá por esa razón, Leon Lederman, que para indignación de todos los demás físicos le puso el nombre de "partícula de Dios" a la partícula de Higgs, formuló la pregunta en la que ha desaparecido cualquier forma de pudor: "Si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?".

Cees Nooteboom
533 días
Ed. Siruela, 2018
Trad: Isabel-Clara Lorda Vidal

Fot. Mark Fearnley

Coincidir como lo hacen las rimas


Hoy sé que aquel amor cachorro contenía todos los adioses siguientes. Ninguna se detendría, yo no conocería las bodas, nada de codo con codo ante un tercero que se pregunta: "¿Quieres tú?" El amor sería una parada breve entre los aislamientos. Hoy pienso en un tiempo final en común con una mujer, con la que coincidir como lo hacen las rimas, al término de la palabra.

Erri de Luca
Los peces no cierran los ojos
Ed. Seix Barral, 2012
Trad. Carlos Gumpert

Fot. Harry Callahan
Chicago, 1956

jueves, 25 de octubre de 2018

Babilonia


Esa misma tarde a las siete estarás en una capital del otro lado de la Mancha y aceptarás toda una familia a causa de un yerno extraordinariamente hermoso, cuyos ojos te parecen del color mismo del cielo, de un cielo de La Habana que no sería azul sino tabaco. Gracias al regalo del hombre sin rostro esa castaña se transformará gradualmente en metal amarillo. Sea así doblemente elogiado aquel que operando sobre tu virginidad te hizo además el don de una valija de sueños. Viajas con tu paraíso y en cada uno de tus días hay horas de oasis de inmovilidad.

Ahora, he aquí el momento de detenerse. Has andado por las calles de carne. Para la niña que llega a ser mujer tú has hablado. Pero se ha hecho tarde, misteriosa. Eres la que pasa. Es necesario decir adiós. Mañana vuelves a partir hacia tus brumas de origen. En una ciudad, roja y gris, tendrás un cuarto sin color, de paredes de plata, con ventanas abiertas directamente hacia las nubes de las que eres hermana. Habrá que buscar en pleno cielo la sombra de tu rostro, el ademán de tus dedos.

Separadas las piernas, una ciudad se duerme, desnuda sobre el mar fosforescente.

René Crevel
Babilonia
Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán

Fot. Berenice Abbott
Retrato de Crevel

miércoles, 24 de octubre de 2018

Eterno desvío


En su eterno desvío, el peregrino debe dosificar su locura para poder manejarla.

Cees Nooteboom
533 días
Ed. Siruela, 2018
Trad: Isabel-Clara Lorda Vidal

Ilustración de Lena Lowis

Apariencia


He leído que San Agustín abría una página de la Biblia al azar, como si en ella fuera a encontrar aquello que en aquel momento debía hacer o pensar. Los romanos hacían lo mismo con Virgilio. Voy a intentarlo. Abro el libro IV de la Eneida y voy a parar a un olmo, Ulmus opaca, un ingente árbol que proporciona gran sombra. Un árbol de brazos añejos y sueños vanos que se acurrucan al dorso de sus hojas, somnia vana. Estoy viendo el árbol que tengo frente a mí; se parece a la bellasombra que tengo en un rincón del jardín, invisible a esta hora, y un sueño oscuro que esta noche no quiero soñar. Leo la cadencia de los versos, el ardid de la pesadilla, Eneas en la oscuridad enfrentándose a un gigante de tres cuerpos, arpías, monstruos. Pero cuando el héroe arremete con su espada contra ellos resulta que no son más que apariencia, figuras huecas hechas de nada, un enemigo compuesto de sombra, y como si no pudiera ser de otra manera, oigo cómo los gansos de los vecinos, despertados por algún ruido, viven su propia pesadilla.

Cees Nooteboom
533 días
Ed. Siruela, 2018
Trad: Isabel-Clara Lorda Vidal


martes, 23 de octubre de 2018

Perderse


Allí, en aquellos apartamentos que alquilaban y abandonaban uno tras otro, y adonde ella seguía volviendo de noche, cuando no pretextaba algún viaje o alguna tarea que debía terminar para el taller, y ya entonces, sin querer creerlo aún, él, Paul, escribía y hablaba de árboles que llamaban y que sólo podían dar órdenes, y también de mujeres subyugadas y cautivas que habían perdido el juicio, y cuando en aquellos momentos hablaba de soledad era su soledad en lo que pensaba, cuando, comprendiendo lo interminable de las noches, la veía alejarse, más tranquila o más briosa según el día, no tenía nada más que decir, sólo quedaban el tedio y la confusión, y aquella tristeza que, sin sospecharlo, él aceptaba. Sí, sin duda él era el primero en comprender lo que pasaba con aquel amor que los dominaba a ambos, maestro y alumna, y con ella, su hermana, que se embriagaba como se embriaga uno de lo celeste, y muy pronto él diría, escribiría, que, a pesar de aquella felicidad que ella parecía haber encontrado, ella se perdía, se perdía irremisiblemente. Él escribiría que amar así era perderse.

Michèle Desbordes
El vestido azul
Ed. Periférica
Trad: David M. Copé

Collage Vincent La Scala


domingo, 21 de octubre de 2018

Nada de lo que has sido


NADA DE LO QUE HAS SIDO...

...estando ya mi casa sosegada.
San Juan de la Cruz

NADA de lo que has sido
permanece.
No tienes ni pasado
ni futuro,
y hasta el mismo morir
no es muy seguro.
Nada ni nadie a ti
te pertenece.
Pero respira el campo
si anochece.
Vuelve a ser todo transparente
y puro.
Avanzas confiado
hacia lo oscuro.
El mundo nace en tu interior
y crece.
Qué sencillo morir.
y qué sencillo
poder vivir al fin
como si todo
fuera un ir devanándose
el ovillo,
y nunca hubiera sido
de otro modo.
Todo vuelve a ser tuyo,
siendo nada,
estando ya la noche
iluminada.


sábado, 20 de octubre de 2018

Domingo por la noche


Domingo por la noche, 23 de febrero.

Este es el vigésimo sexto 23 de febrero que he vivido: más de un cuarto de siglo de febreros, pero ¿sería capaz de rescatar un recuerdo de todos ellos y trazar la escalera de caracol que asciende (o desciende) hasta mi vida adulta? Tengo la sensación de que he vivido lo suficiente para pasar lo que me queda de vida rumiando, revisando los encuentros y reencuentros con personas locas y sanas, estúpidas y brillantes, jóvenes y ancianas, hermosas y grotescas, frías y apasionadas, pragmáticas y soñadoras, muertas y vivas. Mi caudal de días y máscaras ya es lo suficientemente copioso para pasarme años pescando, examinando los monstruos de ojos perlados, con cuernos, escamas, cubiertos de algas, que tanto, tantísimo tiempo llevan atrapados entre los sargazos de mi imaginación. Me siento aferrada a mi pasado como si fuera mi vida, tengo que convertirlo en mi ocupación en el futuro.

Sylvia Plath
Diarios completos
Ed. Alba
Edición de Juan Antonio Montiel y traducción de Elisenda Julibert

Fot. George Platt Lynes

viernes, 19 de octubre de 2018

Aquello


Aquello.
No eso.
Ni
-mucho menos- esto.

Aquello.

Lo que está en el umbral
de mi fortuna.
Nunca llamado, nunca
esperado siquiera;
sólo presencia que no ocupa espacio,
sombra o luz fiel al borde de mí mismo
que ni el viento arrebata, ni la lluvia disuelve,
ni el sol marchita, ni la noche apaga.

Tenue cabo de brisa
que me ataba a la vida dulcemente.
Aquello
que quizá hubiese sido
posible,
que sería posible todavía
hoy o mañana si no fuese
un sueño.

Incluido en "La promoción poética de los 50"
Selección y edición Luis García Jambrina
Ed. Espasa Calpe

jueves, 18 de octubre de 2018

Ir a lo profundo



La palabra del ir-a-lo-profundo
la palabra que leímos.

Los años, las palabras desde entonces.
Todavía somos nosotros.
Sabes, el espacio es infinito,
sabes, no necesitas volar,
sabes, lo que en tus ojos se escribió,
nos profundiza lo profundo.

De La rosa de nadie
Cambio de aliento
y Soles en fibras
Versión de Pablo Oyarzún.


miércoles, 17 de octubre de 2018

La forma de perderse las garzas


CRÍTICA DEL SENTIMIENTO

No hay criterios poéticos, apenas algunas luces perdidas
a través de la planicie donde los cuervos ven oscurecer los vicios.
No dejaré sin embargo que el pensamiento estrague al paisaje
o que las palabras alfombren de rosas el precipicio.

En poesía no hay verdaderamente sentimientos,
sólo caravanas que pasan y que con su lentitud
interrumpen el discurso. En el hueco de la ola, reverberando
en su centro, el océano se transmuta en palabra
pulida por el destino. Porque no hay leyes
para la pasión y quien la experimenta aprende
cuán anónimo es su sentido. Por eso
el sentimiento, en la poesía, no es un recorte
en el paisaje, ni con la naturaleza se confunde.

Pero, interiormente, tiene que ver con la forma
de perderse las garzas en el cielo
alucinando con sus gritos el vuelo del futuro.

Fernando Guerreiro
de Teoría de la literatura

Trad. José María Castrillón 

Collage de Annabel Werbrouck

Si vienes


No vengas por aquí, pero si vienes...

Sí, claro, estaré aquí a menos de que salga.
No toques el timbre si ves las luces apagadas
o si escuchas voces
tal vez esté leyendo a Proust.
Si alguien desliza un libro suyo bajo mi puerta
o si arrojan uno de sus huesos en el estofado,
no presto dinero,
ni el teléfono,
ni lo que queda de mi auto.
Si quieres coge el periódico de ayer,
una camisa vieja,
un sandwich a la boloñesa,
o duerme en el sillón
si es que no gritas de noche.
Te permito que hables de ti misma
lo que es normal;
los tiempos duros nos pegan a todos
sólo que yo no trato de formar una familia,
de mandar a mis hijos a Harvard,
o de comprar una finca con áreas de caza;
no aspiro a tanto.
Sólo trato de mantenerme vivo,
de aguantar un poco más,
así que si alguna vez tocas a mi puerta
y no respondo
y no hay una mujer adentro
es que tal vez me rompí la quijada
y esté buscando un poco de alambre
o cazando mariposas en la pared tapizada.
Lo que quiero decir
es que
si no respondo,
no respondo,
y la razón es que todavía no estoy listo para matarte
o para amarte, ni siquiera para aceptarte,
lo que significa que no quiero hablar,
que estoy ocupado, enojado, alegre
o que tal vez estoy colgado de una cuerda;
así que si las luces están encendidas
y oyes ruidos
como de respiración, de rezos, de voces cantando
por la radio, de chasquidos de dados,
o de golpeteos de máquina de escribir,
vete,
ese no era el día, ni la noche,
ni la hora adecuada;
y no es descortesía,
no deseo lastimar a nadie, ni siquiera a un insecto,
aunque a veces reúno evidencias de algunos bichos
que requieren clasificación.
Pero tus ojos azules, si es que son azules,
o tu cabello, si es que tienes,
o tu cabeza, no pueden entrar
hasta que la soga se corte o se anude.
Hasta que me haya rasurado en
espejos nuevos,
hasta que el mundo
se haya revelado
o detenido para siempre.


martes, 16 de octubre de 2018

Tarea


La tarea más laboriosa de los amantes no consiste en hacer el amor sino en deshacerlo.

Juan Gelman

Imágenes


Las imágenes anuncian la transparencia que las fotografías tendrán más tarde, cuando la persona representada ya no estará en vida. Y todo esto es muy singular.

W. G. Sebald
Fot. Franz Kafka a los seis años

domingo, 14 de octubre de 2018

Amenaza


Un libro, mientras no se lee, es solamente un ser en potencia, tan en potencia como una bomba que no ha estallado. Y todo libro ha de tener algo de bomba, de acontecimiento que al suceder amenaza y pone en evidencia, aunque sólo sea con su temblor, a la falsedad.

María Zambrano
Hacia un saber sobre el alma
Ed. Alianza Literaria

Fot. Laurent Millet

sábado, 13 de octubre de 2018

Mis flores artificiales


MIS FLORES ARTIFICIALES 

Mis flores artificiales
enviaré a tu casa.

Mis pequeños leones de bronce
colocaré a tu puerta.

Yo me sentaré abajo en la escalera:
una perla oriental extraviada
en el rugiente mar de la gran ciudad.

Encontraste un alma. Poesía completa
Ed. Nórdica Libros
Traducción de Neila García

viernes, 12 de octubre de 2018

Cisne salvaje


Odio mis versos, cada línea, cada palabra.
Oh pálidos y frágiles lápices intentando siempre
la curvatura de una hoja de hierba o la garganta de un pájaro
que se suspende en la rama, erizado contra un blanco cielo.
Oh quebrados y crepusculares espejos siempre por atrapar
un color, un raudo destello del esplendor de las cosas.
Cazador desafortunado, oh balas de cera,
la belleza del león, las alas del cisne salvaje, la tormenta de las alas.
Este cisne salvaje del mundo no es presa de cazadores.
Mejores balas que las tuyas errarían al blanco pecho,
mejores espejos que los tuyos se quebrarían en la flama.
¿Acaso importa que te odies a ti mismo? 
Cuanto menos ama tus ojos que pueden ver, 
tu mente que puede oír la música, el trueno de las alas. 
Ama al cisne salvaje.

Robinson Jeffers
De Solstice (1933-1935)
versiones de Alberto López Fernández y Pablo Soler Frost

Fot. Robinson Jeffers delante de su casa en la bahía de Monterrey

jueves, 11 de octubre de 2018

Si


Si… 

Si puedes mantener la cabeza cuando todo a tu alrededor 
pierde la suya y te culpan por ello; 
Si puedes confiar en ti mismo cuando todos dudan de ti, 
pero admites también sus dudas; 
Si puedes esperar sin cansarte en la espera, 
o, siendo engañado, no pagar con mentiras, 
o, siendo odiado, no dar lugar al odio, 
y sin embargo no parecer demasiado bueno, ni hablar demasiado sabiamente;

Si puedes soñar -y no hacer de los sueños tu maestro; 
Si puedes pensar -y no hacer de los pensamientos tu objetivo; 
Si puedes encontrarte con el triunfo y el desastre 
y tratar a esos dos impostores exactamente igual, 
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho 
retorcida por malvados para hacer una trampa para tontos, 
o ver rotas las cosas que has puesto en tu vida 
y agacharte y reconstruirlas con herramientas desgastadas;

Si puedes hacer un montón con todas tus ganancias
y arriesgarlo a un golpe de azar, 
y perder, y empezar de nuevo desde el principio 
y no decir nunca una palabra acerca de tu pérdida; 
Si puedes forzar tu corazón y nervios y tendones 
para jugar tu turno mucho tiempo después de que se hayan gastado 
y así mantenerte cuando no queda nada dentro de ti
excepto la Voluntad que les dice: “¡Resistid!”

Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud
o pasear con reyes y no perder el sentido común; 
Si ni los enemigos ni los queridos amigos pueden herirte; 
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado; 
Si puedes llenar el minuto inolvidable 
con un recorrido de sesenta valiosos segundos. 
Tuya es la Tierra y todo lo que contiene, 
y -lo que es más- ¡serás un Hombre, hijo mío!

miércoles, 10 de octubre de 2018

Pocas cosas


Pocas cosas
y sentido común
y la jarra de loza, grácil,
con el ramo
resplandeciente.

La difícil
extracción del sentido
es simple:

el acto claro
en el momento claro
y pocas cosas:
verde
sobre blanco.

Hugo Padeletti
Pocas cosas
a Haydée y Juan Grela

Fot. Constantin Brancusi
Lily, 1933

Los indolentes


LOS INDOLENTES
Dedicado a Ernst Balcke

Una vieja barca, que en el puerto en calma
al atardecer amarrada se mece.

Los amantes, que tras los besos duermen.

Una piedra, profunda en el pozo verde.

El descanso de la Pitia, como el reposo
de los grandes dioses tras un largo banquete.

El cirio blanco, que empalidece al muerto.

Las cabezas leoninas de las nubes en torno a un valle.

La sonrisa de un tonto convertida en piedra.

Jarrones polvorientos donde pervive una fragancia.

Violines rotos en el desorden de los suelos.

Antes del ímpetu de la tormenta, el aire inmóvil.

Una vela, que en el horizonte brilla.

La fragancia de los brezos, que guía a las abejas.

El dorado del otoño, que corona hojas y tallos.

El poeta, que percibe la maldad del necio.

Georg Heym
(Versión, mayo, 1910)

La vida


LA VIDA

A los umbrales del otoño,
en un ocaso
mudo,

descubres la onda del tiempo
y tu rendición
secreta,

como de rama en rama
ligero
un descender de pájaro
al que no le sostienen ya las alas.

lunes, 8 de octubre de 2018

Para la casa nueva


Para la casa nueva

Que esta casa se llene con olores de la cocina
y con sombras y juguetes y nidos de ratones
y rugidos de furia y cascadas de lágrimas
y hondos silencios sexuales y sonidos
de origen misterioso nunca explicados
y tesoros y regalos y miles de deshechos
y un flujo como un viento cálido pero más lento
soplando las hojas de los árboles y libros y años
de pez de la vida de un niño revoloteando plateados
rápido, rápido en la lenta ráfaga incesante
que ondula las cortinas un momento
todos esos años desde ahora, hacia atrás.
Que puedan los umbrales y los marcos bendecidos
bendecir a cada paso.
Que puedan los techos pero no los cuartos conocer la lluvia.
Que las ventanas conozcan claramente
la rama y la flor del manzano.
Y que podáis estar en esta casa
como la música está en el instrumento.

Versión de Diana Bellessi

Foto anónima de la autora, 1954

domingo, 7 de octubre de 2018

Funambulista


FUNAMBULISTA

Alineo mis pasos sobre la cuerda,
hablo para mí:
tiemblo durante el espacio vacío
entre el pie izquierdo y el derecho;
quedan sólo las huellas en el aire,
sólo el rastro ensangrentado
de las vocales y otros sonidos
que no transitan, 
huyen de mi latido lineal,
se despeñan, pierden el hilo
sin red que los rescate.
Sigo el camino
trazado de la mañana a la noche,
sembrado con señales luminosas:
no pises aquí, demórate, 
hunde el pie en la arena que se desmorona, 
salta ágil, avanza, galopa; 
ahora calla, espera. 
Ventisca de palabras turbias en lo alto,
aves ajenas: 
no me distraigan canoras,
no me distraigan
imágenes con sus reflejos,
imágenes de racimo variopinto,
no me deslumbren reflectores en lo alto de la carpa,
palomillas encantadas a su alrededor,
rostros expectantes y sus rubores:
que su respiración no tense mi cuerda ni la afloje,
que cada paso siga el compás idéntico a mi propia voz
no me enreden, listones multicolor, ramas
que se cruzan en mi corto vuelo,
no me hundan, estigias mentales,
huecos sin remedio:
cedan el paso a mi caminar suspendido, tarareado en línea recta.

Fot. Funambulista sobre las ruinas de Colonia. 1946

Somos los guardianes


SOMOS LOS GUARDIANES

Somos los guardianes de casas vacías,
La luna apoya su delgado cuerpo contra la puerta,
Pero el óxido hace chirriar la cerradura.
El sol mira a través de la ventana,
Pero los postigos cerrados son como ojos ciegos.
Nuestras almas están llenas de muerte y cosas maravillosas
Como cuencos llenos de objetos,
Un polvo de pétalos
Susurra entre los cansados dedos de un fantasma.

Versión de Jonio González

Dora Carrington (derecha) e Iris Tree, 1929

sábado, 6 de octubre de 2018

Abandonarse al tiempo


ABANDONARSE AL TIEMPO

Con el espíritu flotante y casi diría hechizado por esa actividad mental que me había transportado hacia el lado correcto de la habitación doble, me entregué al pasatiempo de crear listas, al vicio de ensartar en un hilo invisible las cosas en apariencia más variopintas. Con la torpeza de un orientalista diletante, con la tosquedad de un luchador de sumo que ingresa a un territorio de figuras de porcelana, me entregué al arte secreto y en desuso del "tsurezure" o "nagusamu", que en japonés significa "librarse de las horas muertas", expresión frecuente en tiempos de Sei Shônagon, cuando las damas de la corte del Japón, aisladas en habitaciones individuales, se enfrentaban a largos periodos de ensimismamiento y a veces pesadumbre, que algunas intentaban no padecer mediante la contemplación y la escritura de listas.
El arte secreto y en desuso del "tsurezure" o "nagusamu", que trescientos años más tarde daría pie al "Tsurezuregusa", el libro inestimable de Yoshida Kenko, consiste en librarse de las horas muertas por medio del gesto audaz de confiarse a ellas, de no oponerles resistencia, a la manera de las artes marciales del Oriente que se valen del impulso y de la fuerza del adversario para derrotarlo (en este caso, la falta de impulso). El arte secreto de aguzar la atención frente a lo que carece de relieve y sin embargo nos constituye; el arte de abandonarse al tiempo que parece vacío, inmóvil, y que en su flujo insensible nos transporta; llevar el registro, al estilo de Sei Shônagon en "El libro de la almohada", de lo ordinario y trivial, de los días que pasan, de lo apacible e íntimo y por fin uniforme, de aquello que ya no nos dice nada si no lo interrogamos. Descubrir las afinidades secretas.

Luigi Amara
La escuela del aburrimiento
Ed. SextoPiso, 2012

viernes, 5 de octubre de 2018

La propuesta


LA PROPUESTA

Esta tarde, mientras la luz recorre
con imposible lentitud el huerto
y yo me giro, inquisitiva,
mi mano entre tu mano,
mis ojos buscando un sentido
a las nubes que oprimen
el vasto escenario del cielo,
¿aceptarás conmigo ese sendero
que existe solo cuando lo pisamos,
esa casa que respira a la vida
solo cuando se la comparte,
esa jarra de vino
que se llena cuando bebemos?

Ed. Trea, 2018
Trad: Jordi Doce

Caballos

CABALLOS

Vi desde la ventana los caballos.

Fue en Berlín, en invierno. La luz
era sin luz, sin cielo el cielo.

El aire blanco como un pan mojado.

Y desde mi ventana un solitario circo
mordido por los dientes del invierno.

De pronto, conducidos por un hombre,
diez caballos salieron a la niebla.

Apenas ondularon al salir, como el fuego,
pero para mis ojos ocuparon el mundo
vacío hasta esa hora. Perfectos, encendidos,
eran como diez dioses de largas patas puras,
de crines parecidas al sueño de la sal.

Sus grupas eran mundos y naranjas.

Su color era miel, ámbar, incendio.

Sus cuellos eran torres
cortadas en la piedra del orgullo,
y a los ojos furiosos se asomaba
como una prisionera, la energía.

Y allí en silencio, en medio
del día, del invierno sucio y desordenado,
los caballos intensos eran la sangre,
el ritmo, el incitante tesoro de la vida.

Miré, miré y entonces reviví: sin saberlo
allí estaba la fuente, la danza de oro, el cielo,
el fuego que vivía en la belleza.

He olvidado el invierno de aquel Berlín oscuro.

No olvidaré la luz de los caballos.


Pint. Salvador Dalí
El caballo transparente

jueves, 4 de octubre de 2018

Allí donde el aliento


ALLÍ DONDE EL ALIENTO

Está solo en el escenario 
sin ningún instrumento. 

Se pone la mano en el pecho
allí donde nace el aliento
y donde se apaga.

No son las manos que cantan,
ni tampoco el pecho.

Canta lo que está callado 

Ed. Acantilado, 2005
Trad. Xavier Farré

miércoles, 3 de octubre de 2018

Oda a la inmortalidad


ODA A LA INMORTALIDAD

Aunque el resplandor 
que en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.

Aunque mis ojos ya no
puedan ver ese puro destello
que en mi juventud me deslumbraba.

Aunque nada pueda hacer volver 
la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,

no debemos afligirnos
porqué la belleza subsiste siempre en el recuerdo.

En aquella primera
simpatía que habiendo sido una vez,
habrá de ser por siempre

en los consoladores pensamientos
que brotaron del humano sufrimiento,
y en la fe que mira 
a través de la muerte.

Gracias al corazón humano,
por el cual vivimos,
gracias a sus ternuras, 
a sus alegrías y a sus temores, 
la flor más humilde al florecer,
puede inspirarme ideas que, a menudo,
se muestran demasiado profundas
para las lágrimas.

Un viento de octubre


UN VIENTO DE OCTUBRE

Efímero como el aroma del clavel
un viento de octubre susurra en mis oídos 
melodías de la infancia, qué lejanía
percute suave en la memoria,
por un momento la vida se detiene,
su fastuoso y miserable ruído
desaparece en la caricia de este viento.

También maté mis dioses con una arquitectura
erguida sobre el solar de la ignorancia.
Mientras el sol temple los ventanales
y pueda aún partirse en dos la tristeza
como una nuez abierta por su exacta mitad,
y puedan todavía las palabras nombrar
un misterio efímero como el aroma de un clavel.

Sólo mientras, ni un antes ni un después,
con un libro en la mano y un amor
descorchando el tapón de la luna
para que brote toda la oscura soledad del Ser,
y conjurarla, bailar sobre su tumba,
llorar sobre sus huesos, sólo por un momento,
como este viento efímero de octubre.

martes, 2 de octubre de 2018

Todo está allí


Todo está allí, 
apretado en la cuenca 
donde, 
pájaro quieto, 
aguarda

La palabra de la tierra


LA PALABRA DE LA TIERRA

Sujétate
Agárrate como un árbol a la tierra
tenso entre sus raíces
fibra y cuerpo
para lo difícil
los vientos
la precariedad
el beso de lunas

Asiéntate con fervor
entre lo duro y lo rocoso
ama eso que te debate
pues te concentra
en el secreto
del íntimo horror
la palabra de la tierra.

de Cielo, tu arco grande, 1989