miércoles, 14 de septiembre de 2016

Balada del guardabosques y la condesa



En tierras de Suecia vivía una condesa
que era tan pálida y tan bella.
«¡Señor guarda, señor guarda, mi liga se soltó,
se soltó, se soltó!
¡Guarda, arrodíllate, pronto, y átamela!»

«Señora condesa, señora condesa, no me miréis así,
yo os sirvo por mi pan.
¡Vuestros pechos son blancos pero el hacha es fría,
es fría, es fría!
Dulce es el amor, pero amarga la muerte.»

El guarda escapó aquella misma noche.
Cabalgó monte abajo hasta que llegó al mar.
«¡Señor barquero, señor barquero, acógeme en tu barca,
en tu barca, en tu barca!
Barquero, tengo que ir hasta el fin del mar.»
Entre el gallo y la zorra brotó el amor.
«Oh, dorado, ¿me amas de verdad?»
y fina fue la noche, pero el alba llegó,
llegó, llegó:
todas sus plumas cuelgan del zarzal.

Balada del guardabosques y la condesa

Fot. Tessa Kuragi by Stefan Rappo

Breve cercanía


Miro un pájaro,
nos miramos,
paralela geometría.
No estoy sola,
no lo estamos.
Del silencio, respiramos 
una breve cercanía
y el instante nos congela.
Doy un paso,
el ave vuela.