miércoles, 28 de febrero de 2018

Solitarios


La palabra "solitario", en el sentido que le daban los jansenistas, es al final tan bella como enigmática.
"Solitarios" designaba a los hombres de la sociedad civil, aristócratas o burgueses ricos, que optaban por las costumbres de los conventos (sus abstinencias, sus silencios, sus austeridades, sus vigilias, sus tareas, sus lecturas), pero que se negaban a atarse a ellos a través de los votos. Eran Consejeros de Estado, médicos, abogados, profesores, oficiales, grandes señores. Abandonaban la corte para franquear veinte kilómetros y encontrarse en un bosque. Podaban. Saneaban las pequeñas huertas siempre encharcadas que bordeaban la orilla y corroían el basamento de la capilla. Edificaron sus pequeñas casas al otro lado del muro, al margen del monasterio donde estaban retiradas las mujeres que admiraban, las muchachas cuya reclusión les pesaba, las hermanas a las que amaban. No renunciaron al uso de la cortesía mundana. Utilizaban la palabra "señor" para hablar entre sí e incluso para dirigirse a los niños a los que instruían. (...) No se conducían bajo ninguna regla exterior, no obedecían a nadie, celosos solamente de su retiro del mundo, grandes caseros -grandes habilitadores, drenadores de ciénagas- de su retiro salvaje, grandes jardineros de su silencio. Estudiaban. No tuteaban a nadie.

Pascal Quignard
Sobre la idea de una comunidad de solitarios
Ed. Pre-Textos, 2018
Trad. Adalber Salas

Fot. Roman Vishniac
Cracow. Poland. 1937

Desaliño


...en el desaliño triste de mis emociones confusas...

Fernando Pessoa
El libro del desasosiego de Bernardo Soares
Ed. Seix Barral, 2010
Edición y traducción de Ángel Crespo

Fot. Diane Powers