miércoles, 2 de agosto de 2017

Esperaba


Durante una oleada de silencio, espesa como una bruma, acabo de oír caer encima de la mesa vecina los pétalos de una rosa que sólo esperaba, ella también, estar sola para marchitarse.

Colette
La estrella vespertina

Fot. Ruth Bernhard

Leyendo


Alguien


Alguien

alguien quiere vivir aunque no pueda
y respirar burbujas y agonía
ser valle alfombra alambre desazón
despertar aunque el párpado esté abierto

alguien quiere reír gritar absurdos
y repartir tormentas en pedazos
liberar el dolor la fantasía
alguien quiere abrazar
alguien no quiere

alguien espera que la piel resuelva
amontone acaricie queme sea
alguien nace o es sed o arena o muelle
alguien es barco
alguien es deriva

alguien camina
alguien sólo es piedra
afila cava desespera brota
alguien llega
alguien se desborda se hunde se diluye
vuela

alguien ama no ama

alguien intenta a veces

alguien quiere escribir

alguien no puede.


Adolfo Zutel
De Si alguien no escribe un verso

Fot. Ludo Vanden Haute
Fenêtre ca 1910

Nomeolvides


...cuando el asalto de la fealdad se vuelva completamente insoportable, compraré en la florería un nomeolvides, un único nomeolvides, ese delgado tallo con una florcita azul en miniatura, saldré con él a la calle y lo sostendré delante de la cara con la vista fija en él para no ver más que ese hermoso punto azul, para verlo como lo último que quiero conservar para mí y para mis ojos de un mundo al que he dejado de querer. Iré así por las calles de París, la gente comenzará pronto a conocerme, los niños irán corriendo.

Milan Kundera
La inmortalidad
Ed. Tusquets, 2009
Trad. Fernando de Valenzuela

Posesión


Yo no dedico gran afán a la posesión; me separo fácilmente de las cosas y las doy con facilidad. Pero ahora me abruma un afán por querer retener, sobre el cual a veces debo sonreír. En el jardín, sobre la terraza, junto a la torrecilla bajo la veleta, me siento día tras día y permanezco quieto durante horas, y de pronto me lleno de actividad y con lápiz y pluma, con pincel y pinturas, trato de reproducir esto y aquello de la floreciente y efímera riqueza que hay. Dibujo con esfuerzo las sombras de la mañana en la escalera del jardín y las revueltas de las gruesas serpientes de glicinias, y trato de reproducir los lejanos y vidriosos colores de las montañas al atardecer, que son tan delgadas como un hálito y tan radiantes como joyas. Después vuelvo a casa cansado, muy cansado, y cuando por la noche coloco mis hojas en la carpeta, casi me entristezco al ver lo poco que pude anotar y conservar de todo ello.

Hermann Hesse
De: Zwischen Sommer und Herbst ("Entre el verano y el otoño"), 1930