lunes, 18 de abril de 2016

La aventura de la muerte


(…) Diciendo esto, él había atado ya la cola de la cometa en torno de la niña. Ella se agarraba a él y se negaba a irse sola, pero Peter Pan, diciendo un “Adiós, Wendy”, la empujó fuera de la roca, y unos minutos después la niña y la cometa se perdieron de vista. Peter se quedó solo en la laguna.
Ahora la roca era muy pequeña y pronto quedaría sumergida. Pálidos rayos de luz avanzaban sobre la laguna; poco después se oyó un sonido, el más musical y el más melancólico del mundo. Eran las sirenas llamando a la luna.
Peter Pan, aunque no se parecía a los demás niños, se asustó. Un temblor lo sacudió, como el estremecimiento con que el viento azota las aguas del mar; pero los estremecimientos del viento en el mar se suceden unos a otros hasta sumar cientos de ellos, y Peter tembló sólo una vez. Un momento después se hallaba de nuevo erguido sobre la roca, con aquella sonrisa en su rostro y un repique de tambor en su alma . Aquel repiquetear decía: “ La muerte debe ser una gran aventura! ”

James Matthew Barrie, Peter Pan

Fot. Nicholas Rougeux La puntuación de Peter Pan, sin palabras

Ojos cerrados


…Yo estoy sola. No tengo más que cerrar los ojos para darme cuenta. Cuando se quiere saber donde se está, se cierran los ojos. Estamos donde nos encontramos cuando tenemos los ojos cerrados: estamos en la oscuridad y en el vacío…

Rejéan Ducharme, El valle de los avasallados
Ed. Domaverso
Trad: Miguel Rei