sábado, 7 de abril de 2018

La nada


La nada no puede configurarse como el ser, ni articularse; dividirse en géneros y especies, ser contenido de una idea o de una definición. Pero no aparece fija; se mueve, se modula; cambia de signo; es ambigua, movediza, circunda al ser humano o entra en él; se desliza por alguna apertura de su alma. Se parece a lo posible, a la sombra y al silencio. Nunca es la misma.
No es la misma, no tiene entidad, pero es activa, sombra de la vida también. Una de sus funciones es reducir: reduce a polvo, a nada los sucesos Y, sobre todo, los proyectos. Por eso es la gran amenaza para el hombre en cuanto proyecta su ser. Es con lo que tiene que contar todo proyecto. El místico, aun el no quietista lo sabe; el poeta no siempre; mas siempre lo sospecha.

María Zambrano
El hombre y lo divino
Ed. FdCE,  Colección Breviarios, 2007

Fot. Celeste Ortiz

Alma


Hay que hacerse un alma. Por medio de la filosofía, de la aventura o del amor, lo importante es hacerse un alma. La vida tomada en serio consiste en buscar y fabricar nuestra alma, para desde ella aceptar el mundo en su complejidad ciega, tratar de mejorarlo si es posible y luego mirar a la muerte a los ojos, diciendo: ‘no te merezco’.

Fernando Savater
El gran laberinto
Ed. Ariel, 2005

Javier Vallhonrat 
Vanesa Duve, 1989