domingo, 31 de marzo de 2019

Mi tiempo

 

VII

Morir sobre una piel.
Mirar las montañas por la ventana.
Cortar en carne y sangre lo que lleva el viento.
Éste es mi tiempo.

Tomaž Šalamun
De Balada para Metka Krašovec
Ed. Vaso Roto, 2013
Trad: Xavier Farré

Fot: Marianne Breslauer
A Working Girl at Leisure
Berlin, 1933

sábado, 30 de marzo de 2019

Abedules

 

ABEDULES

Cuando veo abedules oscilar a derecha
y a izquierda, ante una hilera de árboles más oscuros,
me complace pensar que un muchacho los mece.
Pero no es un muchacho quien los deja curvados,
sino las tempestades. A menudo hemos visto
los árboles cargados de hielo, en claros días
invernales, después de un aguacero.
Cuando sopla la brisa se les oye crujir,
se vuelven irisados cuando se resquebraja
su esmaltada corteza. Pronto el sol les arranca
sus conchas cristalinas, que mezcla con la nieve…
Esas pilas de conchas esparcidas diríase
que son la rota cúpula interior de los cielos.
La carga los doblega hacia los mustios
matorrales cercanos, pero nunca se quiebran,
aunque jamás podrán enderezarse solos:
durante muchos años las ramas de sus troncos
curvadas barrerán con sus hojas el suelo,
igual que arrodilladas doncellas con los sueltos
cabellos hacia atrás y secándose al sol.
Mas cuando la Verdad se me interpuso
en la forma de un hecho como la tempestad,
iba a decir que quizás un muchacho,
yendo a buscar las vacas, inclinaba los árboles…
Un muchacho que por vivir lejos del pueblo
sólo sabe jugar, en invierno o en verano,
a juegos que ha inventado para jugar él solo.
Ha domado los árboles de su padre uno a uno
pasando por encima de ellos tan a menudo
que nada les dejó de su tiesura.
A todos doblegó; no dejó ni uno solo
sin conquistar. Aprendió la manera
de no saltar de un árbol sin haber conseguido
doblarlo contra el suelo. Conservó el equilibrio
hasta llegar arriba, trepando con cuidado,
con la misma destreza que uno emplea al llenar
la copa hasta el borde, y aun arriba del borde.
Entonces, de un envión, disparaba los pies
hacia afuera y saltaba del aire hasta la tierra.

Yo fui también, antaño, un columpiador de árboles;
muy a menudo sueño en que volveré a serlo,
cuando me hallo cansado de mis meditaciones,
y la vida parece un bosque sin caminos
donde, al vagar por él, sentirnos en la cara
ardiente el cosquilleo de rotas telarañas,
y un ojo lagrimea a causa de una brizna,
y quisiera alejarme de la tierra algún tiempo,
para luego volver y empezar otra vez.
Que jamás el destino, comprendiéndome mal,
me otorgue la mitad de lo que anhelo
y me niegue el regreso. Nada hay, para el amor,
como la tierra; ignoro si existe mejor sitio.
Quisiera encaramarme a un abedul, trepar,
por las ramas oscuras del blanquecino tronco
y subir hacia el cielo, hasta que el abedul,
doblándose vencido, me volviese a la tierra.
Subir y regresar sería muy hermoso.
Pues hay cosas peores en la vida que ser
un columpiador de árboles.

Robert Frost

Traducción de Agustí Bartra

El árbol del mango


El Árbol de Mango
Para venir a poseerlo todo
no quieras poseer algo en nada.
San Juan De la Cruz

El árbol de mango
es inmortal
y no necesita de lo humano.
Forma umbríos claros
en lo denso del monte
y ahí perdura.
La palma
podrá sostener al mundo,
pero el mango
ha aceptado
la oscura llamada del bien.
Porque no quería tener
algo en nada
se ha ido:
más allá de las dunas azules,
entre madroños y píritus
de negra espina.
Allí
donde dos ríos se unen
como semblantes de soledad

Ígor Barreto

viernes, 29 de marzo de 2019

La dormeuse

 


La dormeuse

¿Qué secreto mi amiga quema bajo tu pecho?
¿A través de tu rostro huele el alma de una flor?
¿De qué vano alimento tu cándido calor
hace aquel puro brillo que te alumbra en tu lecho?

Sueños, respiración, abolido despecho...
Más fuerte eres que el llanto sosiego vencedor
cuando en tu pleno sueño redondez y temblor
de ese seno enemigo se alzan en acecho.

Mujer, montón dorado de sombras y de mimos
tu temible reposo tales dones retrata
lánguida cervatilla buscando los racimos.

Que a pesar de tu alma que el infierno encarcela
tu forma el vientre puro con el brazo recata
y mis ojos se abren mientras tu forma vela.

Paul Valéry
Versión de Jorge Rojas

Fot: s/d

jueves, 28 de marzo de 2019

Diario


Este es mi diario
En sus páginas se esponja la ancha flor de
la muerte diluyéndose en savia ultraterrena y
abre el loto del amor, con la magia de una
extraña pupila clara frente a los horizontes.
Es mi diario. soy yo desconcertantemente
desnuda, rebelde contra todo lo establecido,
grande entre lo pequeño, pequeña ante el infinito..
soy yo...

Teresa Wills Montt
Lo que no se ha dicho
Ed. Nascimento, 1922

Lealtades


LEALTADES

Polvo amarillo
en el ala de un abejorro,
luces grises en los ojos
de una mujer que pregunta,
rojas ruinas a la luz cambiante
de los rescoldos del crepúsculo:
os tomo y amontono
los recuerdos.
La muerte ha de romperse las garras
en algunos de los que guardo.

Carl Sandburg

Coll: Katrien de Blauwer

Escalones


Por escalones de sueños y cansancios míos baja de tu irrealidad, baja y ven a substituir al mundo.

Fernando Pessoa

Fot: Paolo Roversi
Guinevere Van Seenus

miércoles, 27 de marzo de 2019

Palabras


19. EL MURO DE DICCIONARIOS ENTRE MI MADRE Y EL MUNDO SE HACE MÁS ALTO CADA AÑO.

A veces se sueltan páginas de los diccionarios y se arremolinan a sus pies, shalon, shalop, shallot, shallow, shalom, sham, shaman, shamble, como pétalos de una flor inmensa. Cuando era pequeña, yo creía que las páginas del suelo eran palabras que ella no podría volver a usar, y trataba de pegarlas en su sitio con cinta adhesiva, por miedo a que un día se quedara muda.

Nicole Krauss
La historia del amor

La vida alejada


Con nadie, en ningún momento, he sido capaz de superar esa distancia de soledad que afecta de entrada a todo lo que siento. Que lo transporta a una parte secreta donde se deposita. Nunca he logrado arrancar de su rincón a esta grieta de silencio mía en la que todo cae nada mas empezar. Sin embargo, el amor es eso: la vida secreta, la vida alejada y sagrada, la vida apartada de la sociedad. La vida apartada de la familia y de la sociedad porque recuerda la vida antes de la familia y de la sociedad, antes del dia, antes del lenguaje. Vida vivípara, en la sombra, sin voz, que ignora incluso el nacimiento.

Pascal Quignard 
Vida Secreta
Ed. Espasa Calpe, 2004
Trad. Encarna Castejón

Fot. Rodney Smith

martes, 26 de marzo de 2019

Ya me hice alma


Ya me hice alma. Ya no estoy en mi cuerpo.
Escapé a mi prisión de huesos
pero me hastían los fantasmas
y otra vez me llaman los abismos.

Un fantasma enamorado ahuyenta más que un cadáver.
Pero tú no te asustaste sino que comprendiste
y juntos nos hemos arrojado como a un abismo
y el abismo desplegó unas alas blancas
y nos levantó sobre la niebla.

Y estamos tendidos juntos, no en la cama
sino en la niebla que apenas nos sostiene.
Soy un fantasma. Ya no se quiebra mi cuerpo
pero tú estás viva y temo por ti.

Otra vez revolotea el cuervo fúnebre
en espera de carne fresca, como en el campo de batalla.
El último intento de ser feliz.
El último intento de amar.

Yevgueni Yevtushenko

Fot: Robert Frank

lunes, 25 de marzo de 2019

Un deseo

Un deseo

De una hora construí una cabaña
y me senté como un hindú
inmune en el viento del tiempo
De un cabello hice una senda
y caminé y ambos
roca y desierto se volvieron
mi espacio y mi camino
Con el dolor por piel
no sentí heridas
Un agradable poder maduró
como una nuez y se abrió dentro de mí
Allí donde antes hubo ira
se distendió el mundo entero
hacia el mediodía tranquilo
Mi rostro en la roca mi nombre
en el árbol más silvestre
Mi carne el brezal
de un clima pacífico

May Swenson
Trad: Rosa Lentini y Susan Schreibman

Fot: Basil Langton
May Swenson en la colonia Macdowell, 1957

domingo, 24 de marzo de 2019

Viajar


Prefacio al Infinito Viajar

por Claudio Magris

1 El prefacio es una especie de maleta, un neceser que forma parte del viaje; al partir, cuando se meten dentro las pocas cosas previsiblemente indispensables olvidando siempre algo esencial; durante el camino, cuando se va recogiendo lo que se quiere llevar a casa; al regresar, cuando se abre el equipaje y no se encuentran las cosas que nos habían parecido más importantes y aparecen en cambio objetos que no se recuerda haber metido dentro. Lo mismo sucede con la escritura; algo que mientras se viajaba y se vivía parecía fundamental, se ha desvanecido, en el papel ya no está, en tanto que toma cuerpo imperiosamente y se impone como esencial algo que en la vida —en el viaje de la vida— apenas habíamos notado.

Bella


BELLA

Para descubrir la existencia de los extasiados filones
en las móviles profundidades de tu cuerpo
mis dedos son varitas mágicas.
Insólitas serpientes de la cólera
mis muebles se odian en mi dormitorio
y sus grandes batallas inmóviles recuerdan
las de nuestras manos las de nuestros labios
las de febriles vapores que brotan a medianoche en los puertos
las de mansiones que invisiblemente se rajan de alto en bajo
cuando los pasos de una mujer demasiado bella resuenan.
Ella era hermosa como el día.
Belleza es la corona ardiente
es el rumor que recorre el árbol
del corazón a la corteza por la albura.
Belleza es el esplendor de una boca que se pliega
herida por los remolinos de un lenguaje en excesivo amargo
como son todas las lenguas que pretender decir alguna cosa.
Ella era bella como un espejo
un deformante espejo donde se miran igualados por la común irrealidad
los que son feos y aquellos que poseen una insensata elegancia.
Los espejos se empañarán cuando sus labios hayan concluido
de dar en el espejito del bolso ese precario signo de vida
los espejos madurarán
porque madura cuanto se empaña.
Y en efecto.
es la muerte eterna quien –royendo cuerpos y rostros-
otorga a algunos ese encanto inolvidable
de las viejas cosas que han perdido el dorado Extremos de cordón roto
Troceados corazones Ojos perdidos Cortadas uñas.
Amo cuanto se deshace
maduros frutos que caen a tierra a tiempo de enmascarar
su fracaso en la noche.
Oh, inalterable blancura de las tenues aureolas.
Cuerpos destruidos Marchitos rostros.
Inseguras estatuas roídas por la lluvia y los hongos.
No amo sino vuestra forma devastada
pareja a cuanto el amor amengua y decolora.

Michel Leiris

Fot: Autorretrato de Man Ray

Lugares lejanos


Lugares lejanos

Los muertos de otros planetas vienen a residir aquí, esos que en otros lugares no hallaron espacio. Llegan silenciosos, lejos de los exigentes, de los eternos exigentes, vienen a retirarse para volver a morir, para volver a morir en calma.
Nadie aquí quiere la carta maestra. Nadie quiere ser la sombra de nadie. El vivo es el amigo del difunto y, si es necesario, será su padre o si lo prefiere su hijo. Todo igual, con una pizca de todo colmando la vida eterna.
El agua dócil nos envuelve. ¡Qué bellas las tardes antes de la sepultura! Olvido, olvido bajo las palmas.
Los espíritus nos guían, maravillan nuestros corazones y nuestra voluntad, nos muestran la grandeza tras la pequeñez, la grandeza.
Como consecuencia de nuestro abandono los espíritus nos sostienen, a veces como rinocerontes que cargan, intensos a veces, como para hacer gritar, locos a veces, como una danza sobre un hilo de chispas.
Hay que dejar de luchar. La prudencia, la experiencia, la sed de lo insensato así lo ordenan. Por el golfo, el mundo lejano.

Esta es la patria de los que no han hallado su patria, cabellos del alma flotando libremente.

Henri Michaux

Fot: Claude Cahun, Autorretrato

sábado, 23 de marzo de 2019

Abuso de conciencia


152

ABUSO DE CONCIENCIA

Esta casa en que vivo se asemeja en todo a la mía: disposición de las habitaciones, olor del vestíbulo, muebles, luz oblicua por la mañana, atenuada a mediodía, solapada por la tarde; todo es igual, incluso los senderos y los árboles del jardín, y esa vieja puerta semiderruida y los adoquines del patio.

También las horas y los minutos del tiempo que pasa son semejantes a las horas y a los minutos de mi vida. En el momento en que giran a mi alrededor, me digo: “Parecen de veras. ¡Cómo se asemejan a las verdaderas horas que vivo en este momento!”

Por mi parte, si bien he suprimido en mi casa cualquier superficie de reflexión, cuando a pesar de todo el vidrio inevitable de una ventana se empeña en devolverme mi reflejo, veo en él a alguien que se me parece. ¡Sí, que se me parece mucho, lo reconozco!

¡Pero no se vaya a pretender que soy yo! ¡Vamos! Todo es falso aquí. Cuando me hayan devuelto mi casa y mi vida, entonces mi verdadero rostro.

JEAN TARDIEU

Julio Cortázar
Capítulo 152 de Rayuela


Fot: Édith Piaf por Maurice Chevalier en su camerino

viernes, 22 de marzo de 2019

Colofón


Colofón

Luz…
Cuando mis lágrimas te alcancen
la función de mis ojos
ya no será llorar,
sino ver.

León Felipe

Fot. Sky Ferreira

miércoles, 20 de marzo de 2019

Como un gorrión


1944 - 1948
¿En qué consiste el misterio de la infancia? 
En el niño hay una multitud de almas -él se las arranca fácilmente con la imaginación, y vive solo, pero es como si viviera con sus compañeros. 
El adulto es solitario. 
El niño vive como un gorrión, como una hebra.

Andrei Platonov
Diario

 Fot: Sabine Weiss

martes, 19 de marzo de 2019

No habrá noche


La leve guillotina de un minuto que cae
recorta una fracción de luz enrojecida.
No habrá noche. Tampoco aves oscuras.
Será siempre esta hora paciente, indefinida.
Sólo las cosas, los objetos pequeños de la casa,
su absorbida belleza, el pulso que transmiten,
su acaso extravagante sencillez,
te gobiernan y son cuanto tú sabes.
Te aplicas a olvidar y lo consigues.
No escucharás el sueño que perfore tu sien
como una avispa.

Andrés Neuman
 de La canción del antílope
Ed. Pre-textos

Fot: St Atom Heart Photography

domingo, 17 de marzo de 2019

Errar y volar


Errar y volar

Todos olvidan que Ícaro también ascendió. 
Es igual cuando el amor se acerca a su final, 
o cuando el matrimonio fracasa y todos dicen 
«ellos sabían que era un error», 
que «jamás funcionaría» todos dicen. 
Que ella era lo bastante mayor para comprender. 
Pero lo que vale la pena lo vale aunque esté mal hecho. 
Como estar ahí, en ese océano del verano 
al otro lado de la isla 
mientras el amor se apagaba en ella, 
las estrellas ardían con tanto exceso en esas noches 
que nadie pudo decirte que no perdurarían. 
Cada mañana, ella dormía en mi cama 
como una visitación, era su dulzura 
como antílope inmóvil en la niebla temprana. 
Cada tarde la veía volver a través 
del páramo ardiente, después de nadar, 
y veía la luz del mar a su espalda 
y el cielo enorme al otro lado del paisaje. 
La escuchaba hablar mientras almorzábamos. 
¿Cómo pueden decir que el matrimonio fracasó? 
Como aquellos que regresaron de Provenza 
(cuando aún era Provenza) 
y dijeron que era hermosa pero su comida grasienta. 
Creo que Ícaro no fracasó en su caída, 
se iba aproximando a la consumación de su triunfo. 

Jack Gilbert

viernes, 15 de marzo de 2019

Diccionario


DICCIONARIO

Abrí en amor; 
decía, 
blanco 
sobre negro: 
“sentimiento potente de afecto 
hacia ser humano 
o cosa querida 
e importante”; 
chequeé vida 
y la definición era: 
“estado de existencia de los seres humanos, 
animales 
y plantas 
que los distingue de los objetos 
inanimados”. 
Pensé en mundo 
y la entrada era: 
“Globo terráqueo”. 
Pasé las hojas hasta la D 
y me detuve en 
dolor. 

Tehila Hakimi
Trad: Gerardo Lewin

Fot: s/d

miércoles, 13 de marzo de 2019

Ciegos y sordos

 

El sol penetró en la habitación. Respiraba algo mejor. Y tan claramente creyó de pronto ver sus errores, que los amó. Sintió su espalda deslizándose despacio contra la basta sábana, unas minúsculas motas de polvo revoloteando cerca de la cama, y vio una extensa llanura, unos cuerpos tumbados y la nieve que les hacia de sudario; abrió la boca, pero ya no tenía fuerza para articular palabra. No podía decir nada. !Ah! De pronto tantas cosas que contar... Tantos detalles, tantas confidencias por hacer... Cerró los ojos. Nunca lo sabremos. Nacemos para no saber nada. Tendremos quince años, treinta, y nos habremos quedado solos, siempre, en compañía de los demás, y los habremos amado mucho, mucho, en voz baja. Nadie nunca ha sido niño, nadie. Nunca fuimos sino ciegos y sordos.

Éric Vuillard
Tristeza de la tierra / La otra historia de Búfalo Bill
Ed. Errata Naturae
Trad. Regina López Muñoz

Fot: s/d

martes, 12 de marzo de 2019

Epílogo

 

Epílogo I

Suenan miles de teléfonos. Atiendes. Del otro lado
es siempre ella: su delicada y funesta isla de pétalos.

Dolores Etchecopar
De Notas salvajes
Editorial Argonauta, 1989

Fot: s/d

lunes, 11 de marzo de 2019

Lo que siempre funciona


A veces, como sucede con un cohete teledirigido, la obra de arte se dirige justamente a ese objetivo en tu interior que alberga un enigma semejante al expresado por la propia obra. Sabes de qué va ese enigma, platónicamente existe la posibilidad de que alguna vez encuentres la fórmula para expresarlo, pero tendrás que seguir buscándola y, mientras no la hayas encontrado aún, no se te ocurra desvelar el enigma ni menos aún ofenderlo mediante la invención de una fórmula zafia. Observar, escuchar, leer, eso siempre funciona.

Cees Nooteboom
El enigma de la luz

Fot: Masao Yamamoto

domingo, 10 de marzo de 2019

Solo


MI MADRE ME DIJO CIERTA VEZ

Mi madre me dijo cierta vez
que no durmiera con flores, en el cuarto.
Desde entonces no duermo con flores,
duermo sin ellas, solo.

Hubo muchas flores, pero nunca
tuve el tiempo suficiente.
Y seres queridos ya se alejan de mi vida,
como las barcas de la costa.
Mi madre me dijo que no durmiera con flores:
No dormirás madre mía de mi infancia.

El pasamano de madera al cual me aferraba
cuando me arrastraban a la escuela,
hace tiempo, se quemó.
Pero mis manos siguen aferradas.

Yehuda Amijai
Trad: Perla Schwartz

Fot: s/d

Palabras

PALABRAS

Tantos millones de bocas
tienen pasadas.
Pedro Salinas

En este cuarto me rodean muebles
que no conoces: tengo puesto ahora
este vestido que no has visto y miro
—¿hacia dentro, hacia fuera? No lo sabes—.
Pero ahora y aquí y mientras viva
tiendo palabras-puentes hacia otros:
hacia otros ojos van y no son mías
no solamente mías:
las he tomado como tomo el agua
como tomé la leche de otro pecho.
Vinieron de otras bocas
y aprenderlas fue un modo
de aprender a pisar, a sostenerse.
No es fácil, sin embargo.
Maderas frágiles, fibras delicadas
ya pronto crujen, ceden.
Duro oficio apoyarse sin quebrarlas
y caminar por invisible puente.

Circe Maia

Fot: Bettina Rheims 
Isabella Rossellini

viernes, 8 de marzo de 2019

Jázaros



Ku: (Driopteria filix chazarica) - Una clase de fruto del mar caspio. Daubmannus anotó sobre ese fruto lo siguiente: los jázaros cultivan una especie de fruto que no crece en ninguna parte del mundo salvo en su país. Está cubierto por algo como las escamas de pescado o las de la piña, crece en un árbol altísimo y los frutos en las ramas se parecen a esos peces que los hosteleros cuelgan de las aletas, todavía vivos, sobre la entrada de la hostería para indicar que ese día sirven sopa de pescado. Algunas veces ese fruto emite sonidos parecidos al canto del pinzón. Al comerlo, es muy frío y un poco salado. En otoño, puesto que es muy ligero y tiene un hueso que late como un corazón, cuando cae de la rama vuela durante algún tiempo batiendo las aletas como si nadara a través de las olas del viento. Los niños los toman como blanco de sus hondas, y a veces incluso los azores resultan engañados y se lo llevan en su pico confundiéndolo con un pez. De eso nace el proverbio jázaro que dice: "Los árabes nos van a comer, como los gavilanes, pensando que somos peces y nosotros somos ku." La palabru ku -el nombre de ese fruto- fue la única que el diablo dejó en la memoria de la princesa Ateh después de que ella hubiera olvidado su lengua.

Algunas veces, de noche, se puede oír una voz que dice "¡ku!... ¡ku!..." Es la princesa Ateh, que pronuncia la única palabra que sabe y llora al tratar de recordar sus poemas.

Milorad Pavić
El diccionario jázaro (ejemplar masculino)
Ed. Anagrama

Ilust: 15th century illustrated herbal from Northern Italy

jueves, 7 de marzo de 2019

Algo

 

ALGO

Me acerco con tal temblor
cauteloso y siempre
siento la pregunta, tonta al final,
cómo se supone
que se siente, después,
y por quién. Me acuerdo
de una vez en un cuarto alquilado
en la calle 27, la mujer que en ese tiempo
amaba, literalmente, después de
hacer el amor en la cama enorme
sentada frente a un lavatorio
con dos canillas, tenía
que hacer pis pero estaba nerviosa,
avergonzada, supongo,
de que la viera, a ella, que apenas
un momento atrás había estado
completamente abierta a mí, desnuda,
en la misma cama. En cuclillas,
con la cabeza reflejada en el espejo,
el pelo oscuro, toda
su cara, los hombros,
se sentó abierta de piernas, abrió
una de las canillas y orinó con timidez. Lo que el amor
podría aprender de una visión como esa.

Robert Creeley
Versión de Sandra Toro

Fot: Craig Keenan

El inefable goce

 

El inefable goce

Celebra el grande, el inefable goce
de vivir, de ser joven, de ser fuerte,
de hincar los dientes ávidos y blancos
en los más dulces frutos terrenales.
De posar las audaces, sabias manos
sobre todo lo más puro y secreto,
y de tender el arco contra todas
las presas que voraz deseo asecha.
De oír todas las músicas livianas,
y mirar, con pupilas fulgurantes,
la bella faz del mundo, como mira
un amante feliz a su adorada.
A ti el placer, ¡oh amiga!
¡A ti el ensueño!
¡Yo quiero revestirte la más roja
de las púrpuras regias, siquier tiña
su seda con la sangre de mis venas.
Yo quiero coronarte de albas rosas
para que así, transfigurada, cantes
la divina Alegría, la Alegría,
la Alegría, magnífica, invencible!

Gabriele D'Annunzio

Fot: s/d

miércoles, 6 de marzo de 2019

Parecer

 

Daría mucho, daría el brazo izquierdo o la pierna izquierda, si con semejante sacrificio pudiera devolver al país y a sus gentes el viejo y buen sentido de la integridad, de la antigua sobriedad, aquella rectitud y modestia que sin duda se han perdido de muchas maneras y para desgracia de todos los hombres honrados. Al diablo con el ansia miserable de parecer más de lo que se es.

Robert Walser
El paseo
Ed. Siruela
Trad. Carlos Fortea

Fot: s/d

Mujeres furiosas

 

UN POEMA PARA MUJERES FURIOSAS

Un calor matador de verano envuelve la ciudad
vacía de los que no tienen la obligación de estar
una mujer negra espera a una mujer blanca
se apoya en una baranda de la calle Upper West Side
en un descanso los sonidos distantes de Broadway se atenúan
hasta que puedo escuchar la voz de los gorriones
como una promesa espero
a la mujer que amo nuestra porción de tiempo
un lugar más allá del dolor de la ciudad.

La cabina telefónica de la esquina. Una mujer
se ve reflejada en la calle
entre nosotras su cara pálida muestra
un tapiz de desastres
visto a través de una apariencia de orden
la boca dibujada como un mapa de caminos muy transitados
ojos sin centro un corazón enjaulado
las muestras implacables de un antiguo dolor.

Una apariencia se abre el odio
se instala a través del cristal de mi tarde
nuestros ojos se cruzan como un hilo ardiente
y la calle se transforma en una pesadilla
una mujer con ojos en blanco se abraza a
una botella de gin Fleischmann's
que se zarandea en su cintura
saca un cuchillo de carnicero de los pantalones rotos
la mano amenazante “¡Negra puta!”
el pesado filo gira

hacia mí en cámara lenta
años de furia se levantan como una pared
no lo escucho suena
en la calle cerca de mis pies.

Engranajes de antiguas pesadillas despiertan
un odio familiar veloz y silencioso
pero esta vez estoy despierta aliviada
sonrío. Ahora. Esta vez me
toca a mí.
Me agacho para agarrar el cuchillo
mis oídos laten
del otro lado de la calle la voz de mi amante
el único sonido que se mueve dentro del calor agobiante

“¡No lo toques!”.

Me enderezo, débil, y empiezo otra vez
deseando una resolución simple
como el enojo y tan cerca de la mano
que mis dedos alcanzan el filo conocido
el familiar mango de madera contra mi mano
ay, lo sostuve contra la piedra de afilar
unas mil noches
acumulando rabia en mi sueño
como un amigo querido para despertar
en lo apestoso de la furia
al lado de la cara pálida dormida del amor.

Audre Lorde
Quién dijo que era fácil
Ed. Z&G, 2019
Trad: Gabriela Raya y Eugenia Soler
Prologo: Bárbara Gudaitis

Fot: s/d

martes, 5 de marzo de 2019

Canto

 

Muchas cosas, desde el amanecer, 
desde que somos una conversación 
y unos a otros nos oímos, 
le han ocurrido al hombre; 
pero pronto seremos canto.

Friedrich Hölderlin
Cánticos
Edición de Anacleto Ferrer
Traducción de Jesús Munárriz
Ed. Hiperión, 2013.

Fot: Egon Schiele
Girl Reclining on her Stomach, ca.1910

domingo, 3 de marzo de 2019

Vida embalsamada


MUSEO INTERIOR

Hay una decimocuarta manera
de mirar
un mirlo: que sea él
quien te observe,
su ojo
lo más inmóvil
en el interior de una vitrina.

Mi ojo,
carente de criterio,
registra
ese fotograma
congelado,
se empacha de
taxidermia.

La arcada
le devuelve
una única frase,
que hace suya:
una vida embalsamada
no hace poesía.

Patricia Gonzalo de Jesús
de Raíces áreas, 2016

Fot: s/d

Lo que quiero escuchar

 

Almohada como provisión.
De día, pasos de hormiga
donde no hay más horizonte
que estas palabras secas
en la negociación con uno mismo.

Así, cuando veías cosas
que quieres olvidar, repites
que era por una causa
y una sed de ilusiones infinita.

Melancolía: tinta derramada.
De noche, pasos de gigante
cuidando el fuego y su pequeña llama,
en la busca de imágenes
de esta gramática de soledad,
aunque nada suceda.

Silencio.
Esperando a que tú me digas
lo que quiero escuchar,
porque yo nunca te lo haré decir.

Juan Carlos Abril
de Devolución

Fot: s/d

sábado, 2 de marzo de 2019

Preguntas

 

A Gabriel Celaya y a Amparo Gastón, 
Que tanto le quiso y le quiere todavía. 
J.A.G.

¿Qué hará con la memoria
de esta noche tan clara
cuando todo termine?
¿Qué hacer si cae la sed
sabiendo que está lejos
la fuente en que bebía?

¿Qué hará de este deseo
de terminar mil veces
por volver a encontrarle?

¿Qué hacer cuando un mal aire
de tristeza la envuelva
igual que un maleficio?

¿Qué hará bajo el otoño
si el aire huele a humo
y a pólvora y a besos?

¿Qué hacer?¿Qué hará? Preguntas
a un azar que ya tiene
las suertes repartidas.

José Agustín Goytisolo

Fot: Elena Retfalvi