viernes, 12 de octubre de 2018

Cisne salvaje


Odio mis versos, cada línea, cada palabra.
Oh pálidos y frágiles lápices intentando siempre
la curvatura de una hoja de hierba o la garganta de un pájaro
que se suspende en la rama, erizado contra un blanco cielo.
Oh quebrados y crepusculares espejos siempre por atrapar
un color, un raudo destello del esplendor de las cosas.
Cazador desafortunado, oh balas de cera,
la belleza del león, las alas del cisne salvaje, la tormenta de las alas.
Este cisne salvaje del mundo no es presa de cazadores.
Mejores balas que las tuyas errarían al blanco pecho,
mejores espejos que los tuyos se quebrarían en la flama.
¿Acaso importa que te odies a ti mismo? 
Cuanto menos ama tus ojos que pueden ver, 
tu mente que puede oír la música, el trueno de las alas. 
Ama al cisne salvaje.

Robinson Jeffers
De Solstice (1933-1935)
versiones de Alberto López Fernández y Pablo Soler Frost

Fot. Robinson Jeffers delante de su casa en la bahía de Monterrey