martes, 14 de mayo de 2019

Deshacerse


Me encantan las casas, todas las cosas que me cuentan, así que esa es una razón de que no me importe trabajar como mujer de la limpieza. Se parece mucho a leer un libro.
He estado trabajando para Arlene, de la inmobiliaria Central. Limpiando casas vacías, sobre todo, pero incluso las casas vacías tienen historias, pistas. Una carta de amor en el fondo de un armario, botellas de whisky vacías escondidas detrás de la secadora, listas de la compra... "Por favor trae detergente Tide, un paquete de Linguine verdes y un pack de seis Coors. No pensaba en serio lo que dije anoche."
Últimamente he limpiado casas en las que alguien acaba de morir. Limpiar y ayudar a clasificar las cosas para que la gente se las lleve o las done a la caridad. Arlene siempre pregunta si tienen ropa o libros para el Hogar de los Padres Judíos, que es donde está Sadie, su madre. Han sido trabajos deprimentes. O los familiares lo quieren todo y se pelean por las cosas más insignificantes (unos tirantes viejos y raídos, o un tazón), o ninguno quiere saber nada de lo que hay en la casa, así que solo he de meterlo todo en cajas. En ambos casos lo triste es qué poco se tarda. Piensa en ello. Si murieras... podría deshacerme de todas tus pertenencias en dos horas como máximo.

Lucia Berlin
Manual para mujeres de la limpieza
Ed. Alfaguara
Trad: Eugenia Vázquez Nacarino

Fot: Fritz Henle
Limpiadora del Museo de Arte Moderno de New York, años 50