miércoles, 31 de mayo de 2017

La losa


Y ahora quiero también que comprenda por qué, de pronto, me decidí a hablarle de mi propia vida. Cuando usted defendía a Madame Henriette y afirmaba con férrea convicción que veinticuatro horas eran suficientes para decidir la suerte de una mujer, yo me sentí de acuerdo con usted: me sentí agradecida a usted porque, por vez primera, me veía comprendida. Entonces pensé: una vez hayas confesado el secreto que pesa sobre tu alma, quizá logres librarte de esa opresión y de la obsesiva necesidad de mirar hacia el pasado; inmediatamente, mañana mismo, podrás volver a aquellos lugares, y entrar incluso en la misma sala donde se decidió tu destino, sin experimentar la menor sombra de odio ni hacia él ni hacia ti misma. Y, efectivamente, mi corazón se ha liberado de la losa que lo alumbraba, y ésta se ha hundido con todo su peso en el pasado, para no alzarse nunca más...

Stefan Zweig
Veinticuatro horas en la vida de una mujer
Ed. Acantilado, 2000
Trad. Maria Daniela Landa

Anoche



Normalmente me inclino a elegir cuidadosamente mis palabras en tan delicada materia. Sin embargo, mirándote ahora, de pie a la luz de la luna, todo lo que puedo pensar es en bajarte las bragas y follarte con los calcetines puestos.

Michael Faulet
Anoche

Fot. Charles Sheldon
Mary Nolan, 1920s

martes, 30 de mayo de 2017

Escribir


La mejor es la única buena

Pensándolo bien, no soy un escritor, porque lo que hago no es escribir, es oír más intensamente. Me siento y espero hasta que las voces comiencen. Andan a mi alrededor, más fuertes, más tenues, más distantes, más próximas, hablando sin sonido y no obstante diciendo, diciendo.

El problema es elegir cuál de ellas es la verdadera, porque todas las demás mienten. A veces lleva semanas, lleva meses entenderla. Casi nunca se trata de la más nítida. Casi nunca, no: nunca se trata de la más nítida, ni de la más seductora, ni de la más inteligente. En general se apaga, recomienza, vuelve a apagarse, se distrae de mí y yo de ella, intento encontrarla entre las restantes, no lo consigo, lo consigo, no lo consigo, recomienzo, la descubro a lo lejos, creo descubrir

-Es ésta

me desilusiono

-No es ésta

pues lo que cuenta no tiene sentido y no obstante existe algo en el sinsentido que me persigue, la atraigo hacia mí o me empujo hacia ella, no la atraigo hacia mí, me empujo hacia ella, comienzo a probarla despacito, una palabra dispersa, una segunda palabra al azar, una frase entera, las voces que quedan se empeñan en desviarme

-¿Qué interés hay en eso?

-¿A qué te lleva ese discurso?

-Estás equivocado

me entregan personajes, episodios, historias y yo no quiero saber nada de personajes, episodios, historias, eso es para quien hace novelas y yo me cago en las novelas, quiero un hilo que me conduzca al centro de la vida y traer a la superficie todo lo que existe ahí dentro, quiero el corazón del mundo, no quiero entretener a los que las compran, no quiero divertirlos, no quiero divertirme, quiero lo que reside en el interior de lo interior, donde están las personas y nosotros con ellas, transformar en letras lo que no tiene letra alguna, quiero seguir un pasito leve en un corredor que no sé dónde queda, no exactamente un pasito, el eco de un pasito que ha de volverse pasito si continúo con él, que ha de ganar carne y ojos y llevarme consigo, quiero respirar con él, quiero que nos quedemos juntos, quiero que el pasito sea mi pasito y el corredor mi corredor, que la carne y los ojos se conviertan en mi carne y en mis ojos, quiero ese libro que aún no ha comenzado, pero que a fuerza de obstinación y orgullo y paciencia se volverá mío, sin escribirlos, claro, ya no caigo en esa trampa, dejándolo salir como el agua que se derrama y encuentra su curso en las junturas de las tablas del suelo y no es mi libro, dado que no me pertenece ningún libro con mi nombre, los libros deberían llevar el nombre del lector, no del autor, en la cubierta, es el lector quien le da sentido a medida que lee, es al lector a quien le pertenece la voz, y no sólo la voz, la carne y los ojos y el corredor y el paso, y el lector está solo y es inmenso, el lector contiene en sí el mundo entero desde el principio del mundo, y su pasado y su presente y su futuro, y se escucha a sí mismo y siente el peso de cada víscera, de cada célula, de cada íntimo rumor, el lector no para de crecer y ya no necesita ni el libro ni a mí, y al acabar el libro comienza, y al guardar el libro en el estante el libro continúa y el lector continúa con él, cada célula se divide en millares de células y el lector es muchos, y el lector deja de leer porque no está leyendo, aunque piense que está leyendo no está leyendo nada en absoluto, tiene todas las edades al mismo tiempo y todos los tiempos de su vida aunque el libro esté cerrado en algún rincón de la casa y el lector no lo necesite para continuar con él y ahora me vienen a la cabeza las semillitas sin peso que en el verano de cuando éramos pequeños entraban volando por la ventana, volvían a salir, desaparecían y, aun desaparecidas, seguían con nosotros llevando de la mano recuerdos y esperanzas y alguien que cantaba

(¿qué mujer?)

junto al lavadero una melodía

(a veces ni una melodía siquiera: dos o tres notas solamente)

que son las únicas que oiremos cuando caiga la noche y las sombras que nos rodean piensen

(más que pensar: tengan la certidumbre, ellas y el médico y el señor de los ataúdes)

de que no oímos nada.



lunes, 29 de mayo de 2017

Durante nuestros besos


Durante nuestros besos, cada vez más largos, se iba acumulando en la enorme caverna de nuestras bocas unidas, un líquido templado dulce como la miel que a veces fluía por la comisura de nuestros labios hasta la punta de la barbilla, ante nuestros ojos se aparecía un país celestial y onírico que sólo podía imaginarse con un optimismo infantil y contemplábamos como si fuera el Paraíso aquella tierra multicolor que parecíamos ver a través de un caleidoscopio en el interior de nuestra mente. En ocasiones, uno de nosotros, como un pájaro dado al placer de coger cuidadosamente un higo con el pico, chupaba ligeramente el labio inferior o superior del otro metiéndoselo en su propia boca, apretaba entre sus dientes aquel fragmento de labio aprisionado obligando al otro a decir “¡Estoy a tu merced!” y el otro, después de sentir complacido y paciente las aventuras de su labio, de vivir marginalmente el gusto escalofriante de quedar a merced del amado y de empezar a intuir por primera vez en su vida lo atractivo que sería rendir valerosamente no sólo su labio sino su todo su cuerpo a la compasión de su amante y que esa zona entre el cariño y la compasión es el lugar más oscuro y más profundo del amor, le hacía lo mismo al otro, y justo en ese instante las lenguas moviéndose impacientes en el interior de nuestras bocas, encontrándose veloces entre los dientes, nos recordaban ese lado del amor  que no tiene que ver con la violencia sino con la dulzura, los abrazos, y el tacto.

El Museo de la Inocencia
Edit. Random House
Trad. Rafael Carpintero


Cayendo



El vacío es hondo
y caigo
caigo
y caigo

Lo último será
el encuentro


domingo, 28 de mayo de 2017

Lectura


Pasábamos la tarde así, olvidándonos. Nos tumbábamos en el salón, en el suelo, desnudos sobre las baldosas heladas y dejábamos la ventana abierta, para que el viento cálido agitara lentamente las cortinas. Nos tumbábamos de cualquier forma, paralelos o perpendiculares, uno junto al otro o muy alejados, dependiendo de que nuestras lecturas respectivas despertasen en nosotros deseos de unión o de soledad. Desnudos como lombrices, tumbados cuan largos éramos, sujetando el libro con los brazos, esas hojas de papel en el extremo de nuestros cuerpos eran nuestra única vestidura, materia seca y neutra sobre nuestras pieles húmedas y carnales. No hablábamos. No había más ruido que el frufrú de las cortinas, el ruido de pasar las páginas, una bocina también, a lo lejos una bocina, el rugido de un motor y un grito de mujer, los tres sonidos que forman la banda de sonido de Hanói. A veces Laura paraba de leer, se estiraba, vibrante, suspiraba de satisfacción y cambiaba de postura. Se daba la vuelta, como una sardina a la plancha, o realizaba una rotación con el bajo vientre clavado al suelo y la cabeza y las piernas girando. Yo llamaba a eso una rotación de cocodrilo. Inconscientemente, sus cambios de posición me forzaban a girar a mí también de alguna forma, no porque me situase en función de ella, sino porque la nueva disposición de su cuerpo parecía definir una nueva geometría del espacio, a la que mi cuerpo se debía adaptar, en una especie de inconsciencia artística.
A veces hablábamos, pero solo de lo que leíamos y estas palabras se depositaban sobre la superficie de nuestras lecturas, sin alterarlas, sin cortarlas.

Line Papin
El despertar
Ed. Alianza, 2017
Trad. Alicia Martorell

sábado, 27 de mayo de 2017

Qué ruido tan triste



Qué ruido tan triste

Qué ruido tan triste el que hacen dos cuerpos cuando se aman,
Parece como el viento que se mece en otoño
Sobre adolescentes mutilados,
Mientras las manos llueven,
Manos ligeras, manos egoístas, manos obscenas,
Cataratas de manos que fueron un día
Flores en el jardín de un diminuto bolsillo.

Las flores son arena y los niños son hojas,
Y su leve ruido es amable al oído
Cuando ríen, cuando aman, cuando besan,
Cuando besan el fondo
De un hombre joven y cansado
Porque antaño soñó mucho día y noche.

Mas los niños no saben,
Ni tampoco las manos llueven como dicen;
Así el hombre, cansado de estar solo con sus sueños,
Invoca los bolsillos que abandonan arena,
Arena de las flores,
Para que un día decoren su semblante de muerto.

Los placeres prohibidos, 1931
de La Realidad y el Deseo, 1936
En la foto Luis Cernuda y su amante, el actor coruñés Serafín Ferro en 1932
A Serafín están dedicados los poemas de "Los placeres prohibidos

No Object



Estaba siempre muy alegre o muy deprimida. Para ella no había término medio. Algunos decían que estaba loca. Lo decían los tontos. Los tontos no podían entenderla.

Charles Bukowski
La chica más guapa de la ciudad

Fot. Yael Davids

viernes, 26 de mayo de 2017

El cero fantástico



Puedo oír las ruedas de los trenes marcando sus giros rítmicos en mi cabeza mientras escribo. El tren de las cuatro y catorce llevándome a casa, hacia las zapatillas, el fuego de gas, el diario, los restos de la flanera, el texto bíblico en la pared. Y Kate aguardando por mí, delgada y perfumada, con el perfume barato que usa y sus calzones de Marks & Spencer. Maquillada a franjas para mí, como una pastilla de jabón ordinario y aromático. Permaneceremos de pie, los dos juntos, ante el representante de Dios, y compartiremos un sobrio oficio, para legalizar las felicidades conyugales. La querida Kate,como una muñeca de trapo sobre la cama, con su cara blanca y estoica, excitando apetitos crueles en su maridito recién adquirido. Y todos los kilómetros de luchas trágicas, aburrimientos, desesperaciones, ilusiones, se desprenderán de mí cuando entre en prisión. La ubicuidad de Dios. El cero fantástico al que reduciré los términos de mi vida para encontrar la felicidad. El lento y gradual ascenso hacia el silencio, hacia la mudez.

El libro negro
Ed. Edhasa.
Trad. Leal Rey

jueves, 25 de mayo de 2017

Segunda vez


En el acto ingenuo
de tropezar dos veces
con la misma piedra
algunos perciben
tozudez
Yo me limito a comprobar
la persistencia de las piedras
el hecho insólito 
de que permanezcan en el mismo lugar
después de haber herido a alguien. 

Segunda vez

Collage de Katrien de Blauwer

miércoles, 24 de mayo de 2017

Oración



Para mis días pido,
Señor de los naufragios,
no agua para la sed, sino la sed,
no sueños
sino ganas de soñar.
Para las noches,
toda la oscuridad que sea necesaria
para ahogar mi propia oscuridad. 

Oración

Abbazia, agosto 1937

Léxico


Color de la noche : añorar (Spanish); avoir le mal de quelqu’un (French phrase); betgerekh бэтгэрэх (Mongolian); ergah ערגה (Hebrew); galau (Indonesian); kaiho (Finnish); karot կարոտ (Armenian); keurium 그리움 (Korean); koprnenje (Slovenian); mall (Albanian); nostalgia νοσταλγία (Greek); pogrešati (Slovenian); saudade (Portuguese, Galician); Sehnsucht (German); señardá (Asturian); wajd وجد (Arabic); yí rì sān qiū 一日三秋 (Chinese phrase)

Recuerdo


El olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan, sobre las ruinas de todo. Y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita, el edificio enorme del recuerdo.

Marcel ProustEn busca del tiempo perdido
Ed. Alianza, 2011
Trad. Pedro y Jaime Salinas

Fotograma de "Le eclisse" de Michelangelo Antonioni

martes, 23 de mayo de 2017

El deseo de estar en otro sitio



He soñado primaveras lejanas, un sol que no alumbraba más que la espuma de las olas y el olvido de mi nacimiento, un sol enemigo del sol y de ese mal de no encontrar más que el deseo de estar en otro sitio.

Emil Cioran
Breviario de podredumbre
Ed. Taurus, 2014
Trad. Fernando Savater

Fot. Dorothea Lange

El aire



(...) para Nietzsche, el aire es la sustancia misma de nuestra libertad, la sustancia de la alegría sobrehumana. El aire es una especie de materia superada, como la alegría nietzscheana es una alegría humana superada. La alegría "terrestre" es riqueza y gravedad -la alegría "acuática" es blandura y reposo- la alegría "ígnea" es amor y deseo -la alegría aérea es libertad. 
El aire nietzscheano es entonces una extraña sustancia, es la sustancia sin cualidades sustanciales. Puede, por lo tanto, caracterizar al ser como adecuado a una filosofía del devenir total. En el reino de la imaginación, el aire nos libera de las ensoñaciones sustanciales, íntimas, digestivas. Nos libera de nuestra adhesión a las materias: es, pues, la materia de nuestra libertad. A Nietzsche el aire no le trae "nada". No le da "nada". Es la inmensa gloria de una Nada. Pero no "dar nada" ¿no es el más grande de los dones? El gran donador de las manos vacías nos libera de los deseos de la mano tendida. Nos acostumbra a no recibir nada, en consecuencia a tomarlo todo. ¿No es el donador, pregunta Nietzsche, quien debe dar gracias al que se ha dignado a recibir?" (...) Pero desde ahora ya se comprende que el aire es esa "sustancia infinita " que se atraviesa de una vez, en una libertad ofensiva y triunfante como el rayo, como el águila, como la flecha, como la mirada soberana e imperiosa. En el aire arrebata uno a su víctima en pleno día, sin ocultarse.

Gaston Bachelard
El aire y los sueños. Ensayo sobre la imaginación del movimiento
Ed. FCE
Trad. Ernestina de Champourcin

lunes, 22 de mayo de 2017

Tiembla


Ella extiende la seda negra sobre su rostro. Tiembla. Él dice que se excusa. Ella dice que no es nada, que es aquella palabra, pronunciada aquí, en esta habitación. Ella dice además que el amor puede llegar también de este modo, escuchando decir de alguien desconocido cómo eran sus ojos.

Marguerite Duras
Los ojos azules pelo negro
Ed. Tusquets, 1997
Trad. Clara Janés

Fot. Elysa Obscura

Belleza



Mientras desayunaba leí algunas cartas de Dylan Thomas; en una de ellas, de su juventud, decía que no podía considerar hermosa ninguna cosa efímera; que la belleza es cuestión de eternidad. Yo no estuve de acuerdo pues no puedo pensar en nada que no sea efímero. Aun las formas puras necesitan de una mente efímera para existir. La belleza está en la mente, no en las cosas; y las formas puras solo existen en la mente.

Mario Levrero
El Discurso Vacío
Imagen: Piero Fornasetti

domingo, 21 de mayo de 2017

La transparencia


La transparencia.

Como el cautivo que escucha desde su celda el paso de los trenes, como quien busca cada noche empecinadamente algún rastro perdido que no conduce a ningún sitio, como el que se pasa media vida intentando atravesar la frontera entre dos zonas igualmente prohibidas, como el acróbata que piensa en sus últimos descalabros mientras se esfuerza por mantener el equilibrio, como el navegante que altera deliberadamente el rumbo para poder ir naufragando sin temor a equivocarse, así pretendo ahora ordenar los olvidos, elegir únicamente aquéllos que no afecten apenas a los turbios litigios del pasado.
La transparencia, Dios, la transparencia.

José Manuel Caballero Bonald
Manual de infractores

Ansel Adams
Sand dunes

Lugares


Dudaba mucho de poder adaptarse a otro país, a otra ciudad, pero Equis lo consoló diciéndole que los lugares eran como los pianos: había que acostumbrarse a tocarlos suavemente, ensayando unos pocos arpegios al principio, hasta que los lugares hicieran sentir sus mejores notas.

Cristina Peri Rossi
La nave de los locos

sábado, 20 de mayo de 2017

Una compañía silenciosa


De joven, les reclamaba a los otros más de lo que podían dar: una amistad constante, una emoción permanente. Ahora sé pedirles menos de lo que pueden dar: una compañía silenciosa. Y sus emociones, su amistad, sus gestos nobles tienen ahora a mis ojos todo el valor de un milagro, todo el efecto de la gracia.

Albert Camus
Carnets,I, 1962
Trad. Elisenda Julibert

Perplejidad



La perplejidad ante el misterio y el milagro de un mundo gobernado por el azar o por una voluntad, imposible saber cual de las dos. Nos envolvían cosas y fenómenos que sólo podíamos nombrar con el lenguaje; más allá del lenguaje no lográbamos llegar. Los filósofos ideaban sistemas cerrados, los mitos y las revelaciones trataban de ofrecer respuesta a las preguntas de dónde venimos y adónde vamos, pero el misterio quedaba sin resolver. Sistemas, especulaciones, estructuras, exégesis racionales e irracionales, poéticas y oscuras... todas las infinitas posibilidades de las veintiséis letras del alfabeto para echar una red de orden sobre la realidad con el fin de atraparla, aunque sólo fuera por un instante, estaban condenadas al fracaso. La perplejidad se mantenía, como reto, y acaso también como consuelo.

Cees Nooteboom
Hotel nómada
Ed. Siruela, 2010
Trad. Isabel-Clara Lorda Vidal

Fot. Jone Reed

Respeto


Aceptar el no ser ya con otro
para que el otro sea.
Respetar de este modo hasta el desgarro la libertad ajena.
Negarse a la humilde esperanza del límite del castrado deseo.
Reducirse voluntariamente a silencio perpetuo.

Respeto
de Libro de alienaciones, 1980

Collage de John Stezaker

viernes, 19 de mayo de 2017

Café


Café

A Francisco Pérez Perdomo

Al dibujar cada palabra,
detrás de su color, ritmo, latido,
siempre soñé dejar llena, secreta,
alguna taza de café
que se beba entre las líneas.
Café con el aroma de las horas
y la mesa en el aire
donde al primer hervor los vivos y los muertos
levitemos.
Amable duende que nos sigue por el mundo
con densas vaharadas. Café natal, sentimental,
¿qué pruebo en su sabor, qué bebo?

A grandes sorbos bebo tiempo,
bebo mi vida gota a gota,
la que he perdido y vuelve, la que queda
humeante aún ante mis ojos, esperándome.
Café del alba, amargo, recién hecho,
que nos trae a la cama
algún canto remoto del gallo.
Café de las ciudades fugaces, imprevistas,
que sabe a las voces de su gente,
al rumor de sus ríos imaginarios.
El café gris de las estatuas en la lluvia,
tan frío en su boca de mármol.
El café azul del pájaro,
el verde inmenso de los soleados platanales
y el café de los ausentes,
dormido en nuestra sangre.
Sólo para avivar su aroma escribo a tientas
al dictado del fuego.
Sólo para servirlo siempre dejé oculta
alguna taza que se beba entre líneas,
detrás de mis palabras.

Del libro  Alfabeto del mundo

Quien está solo


Quien está solo, está también en el misterio,
siempre en pie en la marea de imágenes,
en su creación, en su germen,
incluso las sombras llevan su ardor.

Preñado en cada lecho
lleno de pensamientos y reservado,
capaz es de destruir
todo lo humano que se alimenta y aparea.

Sin conmoverse ve como la tierra
se hizo otra cuando a él dio inicio,
ya no muere ni tampoco llega a ser:
forma en silencio la perfección le mira.

Quien está solo

jueves, 18 de mayo de 2017

Noche



Tus ojos se pierden en la noche para añadir el insomnio al deseo.

Sueños



El linde de la montaña

Pues qué haría yo 
si no estuviesen los cazadores, 
mis sueños, 
esos que por la mañana 
del otro lado de las montañas 
descienden, bajo la sombra. 

De "Consejo gratuito"
Ed. Linteo
Trad. Rosa Marta Gómez Pato

miércoles, 17 de mayo de 2017

El punto exacto



Este es el punto exacto...

Este es el punto exacto.
Aquí
-entre la cuerda rota
e inmóvil de las horas-
se para
cristalina
la rueda de la noche.

Aquí
-la luna entre salas desiertas
de madurez-
comienza
silenciosa
la rueda del alba.

De "Mar ao Norde" 1932

from the series Nakazora, 2001

Palabras que naufragan


Hoy llueve mucho, mucho,
y pareciera que están lavando el mundo
mi vecino de al lado mira la lluvia
y piensa escribir una carta de amor
una carta a la mujer que vive con él
y le cocina y le lava la ropa y hace el amor con él
y se parece a su sombra
mi vecino nunca le dice palabras de amor a la mujer
entra a la casa por la ventana y no por la puerta
por una puerta se entra a muchos sitios
al trabajo, al cuartel, a la cárcel,
a todos los edificios del mundo
pero no al mundo
ni a una mujer
ni al alma
es decir a ese cajón o nave o lluvia que llamamos así
como hoy que llueve mucho
y me cuesta escribir la palabra amor
porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa
y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran
y cuándo
y cómo
pero el alma qué puede explicar
por eso mi vecino tiene tormentas en la boca
palabras que naufragan
palabras que no saben que hay sol porque nacen y
mueren la misma noche en que amó
y dejan cartas en el pensamiento que él nunca
escribirá
como el silencio que hay entre dos rosas
o como yo 
que escribo palabras para volver
a mi vecino que mira la lluvia
a la lluvia
a mi corazón desterrado

Lluvia

martes, 16 de mayo de 2017

Libros



Lo más importante no es escribir sino leer. Uno empieza comprando libros, o robándolos, y termina leyéndolos. Pero en mi caso se ha convertido en una obsesión, compro libros y a veces ni siquiera los leo, los acaricio.

Roberto Bolaño

C. R. Tucker
Day dreams

Divisa


Mucho más que tú mismo durarán tus palabras.
Ningún derecho tienes, por siglo o por carácter,
a hacerlas más sombrías, ofuscadas o tristes
con abrasiva sed y con ficticias hambres.
Es un error pensar que tu vida se acaba
porque mueras un día. Mil siglos o un instante,
¿qué diferencia existe ? Sin presente no hay vida.
Que tu divisa sea : no hay ni un después ni un antes .

Divisa
Incluido en Rama desnuda, 2001

Poesía


Te ha preguntado una jovencita: Qué es la poesía?
Le has querido decir: El hecho de que existes, sí, de que existes,
y que con miedo y asombro,
que son la prueba del milagro,
estoy dolorosamente celoso de la plenitud de tu belleza,
y que no te puedo besar ni puedo dormir contigo,
y que no tengo nada, y que el que nada tiene que ofrecer
debe cantar…
Pero no se lo has dicho, has guardado silencio,
y ella esta canción no la ha oído…

versión de Clara Janés

Ni disfraz ni engaño


112.
Nunca amamos a alguien en concreto. Amamos tan sólo la idea que nos formamos de alguien. Es un concepto nuestro -es, en suma, a nosotros mismos- lo que amamos. 
Esto es verdad en toda la escala del amor. En el amor sexual buscamos un placer propio que nos es dado por intermedio de un cuerpo extraño. En el amor distinto del sexual, buscamos un placer propio que nos es dado por intermedio de una idea nuestra. El onanista es abyecto, pero, en rigurosa verdad, el onanista es la perfecta expresión lógica del sentimiento amoroso. Es el único que no disfraza ni engaña.

Fernando Pessoa
El libro del desasosiego de Bernardo Soares
Ed. Seix Barral, 2010
Edición y traducción de Ángel Crespo

Fot. Louis-Camille d'Olivier
Composition avec nu, 1853 - 1856

Coño azul


Mi coño es negro como carbón
evaporado. Pero se vuelve azul a la luz
de la tele y de la luna.
La característica más peculiar que
explica su color y su forma
es
que tiene circulación lenta y
estremecida que va navegando hacia la
tinta de las venas y se abre al desamparo
de mi dormitorio como si
comprendiese que un dedo impenetrable,
masculino,
no pasara por él ni por las sábanas.
Sería una esperanza considerar
que sobre mi coño solitario aún pueden
caber volúmenes remotos
o
un pañuelo azul que penetrase las dos
mitades húmedas y abiertas y así pasar
esta tela azul, ensangrentada,
quedándose, 
rompiéndome
porque mi coño ya es invencible,
mi enemigo.
Aislado del amor
cualquier coño es violento.

Coño azul
Recogido en Amor tirano


Caminante



Lo que me puso en el mundo y me echará de él sólo interviene en las horas en que estoy demasiado débil para resistirle. Anciana persona cuando nací. Joven desconocida cuando moriré.
La misma y única Caminante.

René Char

Jamás se encontraban


Los amantes jamás se encontraban; se dejaban ver detrás de los cristales, se enviaban retratos y fotografías y sólo mantenían relaciones epistolares. Cartas sentimentales, pornográficas, exasperadamente informativas, cartas falsas que reconstruían vidas inexistentes, cartas de una sinceridad suicida, eran intercambiadas en silencio por esos hombres y mujeres solitarios y ardientes.

Ricardo Piglia
Prisión perpetua
Ed. Anagrama, 2007

Fot. Paul Nougé
La vengeance

lunes, 15 de mayo de 2017

Vacío



Me queda una sensación que tú no conoces, que no puedes sentir. Me dejas vacía. Enteramente vacía por dentro. Y eso dura un día o dos, al menos. Incluso a veces una semana. Tú estás en cualquier parte y yo me he puesto este pijama para dormir, y siento que no me haces compañía apenas... Te he dicho hace un momento: Voy a salir, y sé que no eran ésas las palabras necesarias. Porque yo no salía de ti, sino tú de mí. Eso sí podrás entenderlo.
No es un dolor. No tiene nombre. Ni siquiera es un sentimiento. Pon la mano aquí, sobre mi vientre: ahí comienza todo. Ese vacío... Me abrazas un poco y el abrazo amortigüa la hinchazón... Porque a veces siento como si algo se hinchara dentro. No sé si hay remedio, he de preguntarle a alguien.
Cambio las sábanas si no quiero que huelan a ti, si no quiero tu compañía. Eso es lógico, ¿verdad? Otras veces no lo hago, para que el tiempo no exista entre un encuentro y otro.
La última vez, bajé corriendo hasta la calle en pijama, detrás de ti. Si alguien me hubiera visto, me habría tomado por loca. Dijiste: "Estás descalza, pisa los zapatos, súbete a ellos". Así me abrazaste en el portal.
Me cuesta creer en tus promesas. Tampoco las promesas llenan del todo este vacío.

Julián Rodríguez
Antecedentes
Edit. Random House Mondadori

Fot. MadameButterflyCollage
Distancias

Resumen



El fruto es el resumen del árbol,
el pájaro es el resumen del aire,
la sangre es el resumen del hombre,
el ser es el resumen de la nada.

La metafísica del viento
se notifica de todos los resúmenes
y del túnel que excavan las palabras
por debajo de todos los resúmenes.

Porque la palabra no es el grito,
sino recibimiento o despedida.
La palabra es el resumen del silencio,
del silencio, que es resumen de todo.

Poesía vertical

Al final de este día



Al final de este día queda lo que quedó de ayer y quedará de mañana: el ansia insaciable e innumerable de ser siempre el mismo y otro..

Fernando Pessoa
El libro del desasosiego de Bernardo Soares
Ed. Seix Barral, 2010
Edición y traducción de Ángel Crespo

Mi día es desordenado y absurdo



Mi día es desordenado y absurdo:
al mendigo pido pan,
al rico le ofrezco una limosna.

En la aguja enhebro un rayo de luz,
al ladrón le doy la llave,
con polvos blancos encubro mi palidez.

El mendigo no me da pan,
el rico no acepta mi dinero,
el rayo no pasa por la aguja.

El ladrón entra sin llave,
y la tonta llora a lágrima viva
ese día sin gloria, día inútil.

29 de julio de 1918

para Etro, 2013

Dita en voz baja



Dita en voz baja

Mi mano en el heno de tu pecho envejecido
recoge paja para hacernos un nido

Pero Albert la detiene:

Su mano suave en el heno de mi pecho. Sobre su mano
mi mano arrugada. Ella con mi soledad. Yo con su soledad.
En el porche. De pie. El mar quita el mar da. 
Una fina silueta y una pequeña sombra.
Una sombra arrepentida. Se gira. Huye. 
El mar da el mar quita.

El mismo mar

domingo, 14 de mayo de 2017

Sucede



Espacios blancos

Algo sucede y, desde el instante en que comienza a suceder, nada puede volver a ser lo mismo.

Algo sucede. O bien, algo no sucede. Un cuerpo se mueve. O bien, no se mueve. Y si se mueve, algo comienza a suceder. Y aun si no se mueve, algo comienza a suceder.

Viene de mi voz. Pero ello no significa que estas palabras sean siempre lo que sucede. Viene ya. Si sucede que yo hablo en este preciso instante, es sólo porque espero encontrar el modo de avanzar, de correr en línea paralela a cuanto avanza, y comenzar de este modo a encontrar el modo de ir llenando el silencio sin romperlo.

Pido a cualquiera que esté escuchando esta voz que olvide las palabras que dice. Es importante que nadie escuche con demasiada atención. Quiero, por así decirlo, que estas palabras se desvanezcan en el silencio del que provienen, y que nada permanezca como memoria de su presencia, como prueba del hecho de que en un tiempo estuvieron aquí y ahora ya no están, y de que durante su breve vida parecían no tanto decir algo en particular como ser aquello que sucedía al mismo tiempo que un cuerpo se movía en un cierto espacio, de que se movían al tiempo que todo lo que se movía.

Algo comienza y, desde ese mismo instante, deja de ser el comienzo, es otra cosa, algo que nos propulsa al corazón de lo que sucede. Si de repente nos detuviéramos y preguntáramos: “¿Adónde vamos?”, o “¿Dónde estamos?”, estaríamos perdidos, pues a cada instante dejamos de estar donde estábamos, nos hemos dejado irrevocablemente atrás, en un pasado que no tiene memoria, en un pasado borrado una y otra vez por un movimiento que nos lleva hasta el presente.

(...)

Sucede y, mientras sucede, nos olvidaos de dónde estábamos cuando comenzamos. Más tarde, cuando hayamos viajado a partir de este momento y cubierto la misma distancia que nos separa del comienzo, nos olvidaremos de dónde estamos ahora. Finalmente, todos volveremos al hogar y, si algunos de nosotros carecen de hogar, esto seguirá siendo cierto: que dejarán este lugar para ir adonde tengan que ir. Por poco que sea, la vida nos ha enseñado al menos una cosa: quienquiera que esté aquí ahora no esta

Paul Auster, 1979

Fot Duane Michals

Yo


Es como si un instinto la hubiera advertido de que, ante él, debía decir yo, solamente yo, que él estaba fascinado por esta palabra ligera sobre la que ella misma tenía pocos derechos y que ella pronunciaba de tal modo que designaba casi a algún otro. Quizá todos los "yo” le hacían señas; quizá, por esta sola palabra, cada uno tenía el poder de decirle algo importante; pero ella se la hizo más próxima, más íntima. Ella fue yo para él, y sin embargo era como un yo en abandono, un yo abierto y que no se acordaba de nadie.
Este yo -es esto lo que no puedo decir- era terrible…

Maurice Blanchot
"Le dernier mot” 1936

Fot. Igor Svachenko

Palabras



De marzo del 79

Cansado de todos los que llegan con palabras, palabras, pero no lenguaje, parto hacia la isla cubierta de nieve.
Lo salvaje no tiene palabras.
¡Las páginas no escritas se ensanchan en todas direcciones!
Me encuentro con huellas de pezuñas de corzo en la nieve.
Lenguaje, pero no palabras.

Tomas Tranströmer
La plaza salvaje
Recogido en “El árbol y la nube. Obra poética 1954-2004
Trad . Roberto Mascaró
Nórdica Libros, 2012

Fot. Horst Heinz Bergmann

Lo desconocido


Tememos sobre todo lo desconocido, de ahí que los hombres no sientan tanto miedo al dolor, que lo conocen desde antes de nacer, que al placer, que apenas si lo conocen alguna vez en sus vidas .

"El bien y el mal" de Junker
Citado en un artículo de Jesús Ferrero

Obra "La bella Lola", Tamara de Lempicka

Saca al vivo del muerto


Buenos días madrugadores.
Buenos días trasnochadores.
Buenos días Tánger atrapada en una época mercurial.
Aquí estoy de vuelta adormecido y recorriendo las callejuelas y los recuerdos. Lo hago a través de mi pasado y mi presente…, ilusiones y cicatrices que las palabras no pueden abarcar o describir.
¿Qué hay de mi vida en medio de este tejer de palabras?
Pero la nostalgia de las veladas y las noches llenas de aprehensión y aventuras se deslizan en mi
interior para convertir las cenizas de las ascuas en una túnica transparente y cautivadora.
Hace dos años murió Abdun Furoso, el verdadero protagonista que despertó mi imaginación y me ayudo a aguantar al qahr (extrema penuria) y la violenta lucha interior. Murió antes de que yo publicara mi novela Al-Jaima, una historia inspirada por él y su pasión por la vida.
Sigo esperando la liberación de la literatura considerada como indecible, directa, sin rodeos, literatura que no se puede rumiar o tragar. Una literatura como estas páginas de mi autobiografía. La escribí hace más de diez años. Fue traducida al inglés, al francés y al español antes de llegar a los lectores, en su versión original, en árabe.
La vida me enseñó a esperar, a asimilar el juego del tiempo sin renunciar a mi cosecha. Di tu última palabra antes de morir, y llegará a conocerse sin duda. No importa su destino final. Lo más importante es que tenga esa capacidad de encender la mecha de una pasión, un dolor o una fantasía reprimida… encender un enorme fuego en tierra baldía. Madrugadores, trasnochadores, pesimistas y optimistas, rebeldes, adolescentes, «cuerdos» no olvidéis que «el juego de la vida» es más fuerte que nosotros. Es un juego mortal. Sólo lo podemos afrontar si vivimos nuestra propia muerte, nuestra aniquilación, sólo si vivimos al límite en agradecimiento a la vida.
Yo digo: Saca al vivo del muerto.
Lo saca del hediondo y descompuesto. Lo saca del empachado y del famélico.
Lo saca de los hambrientos y de los que sobreviven a base de El pan a secas.

Mohamed Chukri
Tánger, 17 de mayo de 1982

Prólogo de  El pan a secas

Fot. Strangedirt

sábado, 13 de mayo de 2017

Escribir



Me dije que uno escribe siempre sobre el cuerpo muerto del mundo y también sobre el cuerpo muerto del amor. Que es en los estados de ausencia donde se hunde el escrito, no para reemplazar nada de lo que ha sido vivido o supuestamente ha sido, sino para consignar el desierto que ha dejado.

Marguerite Duras

Fot. Marguerite Duras con su madre, Marie Donnadieu, Vietnam 1932

La realidad y el deseo



Cuando la muerte quiera
Una verdad quitar de entre mis manos,
Las hallará vacías, como en la adolescencia
Ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.

La realidad y el deseo

Bergen, Norway 1934