domingo, 20 de enero de 2019

Silencio



SILENCIO, CON DOS TEXTOS

Cuando vivíamos juntos, 
el silencio en la casa era más denso 
que el silencio después de que se fuera. 
Antes el silencio era como un gran alboroto 
de laboriosidad en la distancia, 
como el hondo rugido de las minas. 
Cuando se fue, estudié el silencio 
de mi antes-marido como algo casi sagrado, 
la llamada de un recién nacido mudo. 
Texto: 
Aunque su presencia se detecta
por la ausencia de lo que niega, 
el silencio
posee un poder que presagia miedo
para aquellos que se encuentran en él. 
No visto, nunca oído, ininteligible, 
el silencio desconcierta porque oculta. 
Texto:
Las aguas me rodeaban, incluida el alma: 
la profundidad me envolvió,
las algas estaban enrolladas alrededor de mi cabeza.

Viví al lado de él, en su quietud y reticencia, 
a veces lo provocaba 
llamando a su abstraída máscara 
su Mirada de Caimán,
buscando una forma de aceptarlo tal cual era, 
bajo la ley de que él no podía hablar, 
y cuando yo grité en contra de esa ley,
se limitó a su absoluto,
salió por su puerta de salida.
Y casi me parecía un héroe,
viviendo, como yo vivía, bajo la ley
que me impedía ver a quien yo había elegido
que sólo podía asociarme con él como un ser
fijado como si fuera un elemento, casi ideal, 
sin envidia o mezquindad. 
En las últimas semanas, 
de día nos movíamos a través del despedazarse
mientras duraba, de la unión,
y en la noche el silencio yacía con la ceguera
y cantaba y veía.

Sharon Olds
"El salto del ciervo"
Trad: Joan Margarit y Eduard Lezcano
Ediciones Igitur

Fot. Elliott Erwitt