miércoles, 4 de enero de 2017

Nada, nadie


Para el imaginario profano la casucha parece deshabitada. Vigilada sin cesar no revela ninguna presencia. El ojo pegado a una u otra ventana no ve más que cortinas negras. Mucho tiempo inmóvil contra la puerta él escucha. Nada. Golpea. Nadie. Espía en vano por la noche el mínimo resplandor. Regresa de nuevo a su lugar y confiesa, Nadie. Ella no se muestra más que a los suyos. Pero no tiene suyos. Sí, sí tiene uno. Que la tiene a ella.

Samuel Beckett  Mal visto mal dicho
Incluido en Relatos
Ed: Tusquets Editores
Trad. Félix de Azúa, Ana Maria Moix y Jenaro Talens