sábado, 17 de junio de 2017

Desde el altar en la sombra


Desde el altar en la sombra

Aguzo el oído: ¿será
posible? el silbido agrio, desgarrado
de mi madre que muere... y ronroneos, chasquidos
de almidón, relámpagos de plata del altar
de las lilas, en la sombra... Pero no,
es mi gata que duerme, es su respiración
pesada, pastosa, de mujer, y yo
querría entregarle todo, hurgar
en la sombra, derribar
del camuflado altar de palisandro
las cajitas una por una,
ah, todo, los lindos corales
rosa, los cuellos de encaje, la boîte
de laca con las golondrinas,
con largos guantes cubrir sus patas peludas
si solo (memoria, memoria, cómo
me haces trampa) recordase el nombre
de la calle, el
número, el piso y el lugar en la casa
en la sombra, en la penumbra, de la
puerta, la puerta, la ventana, el agujero...

Nel grave sogno,
Ed. Mondadori, 1982
Versión de Jorge Aulicino

Darse cuerda


Darse cuerda

Vivo en el agua,
solo. Sin mujer ni hijos,
he rodeado cada posibilidad
para llegar a esto:

una casa baja junto al agua gris,
con ventanas siempre abiertas
al mar estancado. No elegimos estas cosas,

pero somos lo que hemos hecho.
Sufrimos, pasan los años,
evacuamos carga pero no nuestra necesidad

de lastre. El amor es una piedra
que se asentó en el fondo del mar
bajo el agua gris. Ahora, no quiero nada

de la poesía salvo intuición verdadera:
ni pena, ni fama, ni curación. Callada esposa,
podemos sentarnos a mirar el agua gris,

y en una vida inundada
de mediocridad y despojos
vivir como rocas.

Olvidaré la intuición,
olvidaré mi don. Eso es más grande
y difícil que lo que hacen pasar por vida.


Versión de Inwitty
Collected Poems 1948-1984 
Ed. Farrar, Straus & Giroux, 1986