miércoles, 13 de febrero de 2019

Anunciación


Ahora estoy en Roma. Ahora la casa de las paredes verdes está lejos. Tan lejos que parece una isla cubierta por la nieve. Me pregunto si fui feliz en ella, si lo fui sola o con vos, cuánto duró. Quisiera que llegaras, en este mismo instante, para aclarar mis dudas. Pero no hay nadie aquí, salvo mi Vida Privada y mi dolor. Es como si alguien hubiera abierto una herida, y después otra, y otra más, y después hubiera encerrado allí una golondrina. Oh, Humboldt, te estoy difamando, no hay golondrinas en Roma, lo que tenía que pasar pasó, nada más, entonces yo, sin hacer ruido, recogí las velas de mi barco y enfilé derechito hacia el puerto invariable. A la una, a las dos, a las tres, me dije, el que no murió ayer, morirá mañana, ¿para qué postergar la belleza de lo inevitable?

María Negroni
La anunciación