jueves, 6 de julio de 2017

Atardece


Atardece.
La luz te viste
hasta apagarse.

¿Recuerdas la playa?


¿Recuerdas la playa
Revestida de cristales amargos
Sobre los que
No podíamos caminar descalzos?
¿El modo en que
Mirabas el mar
Y decías que me escuchabas?
¿Recuerdas
Las gaviotas histéricas
Girando en el tañido
De campanas de iglesias invisibles
Y los peces como santos patrones,
El modo en que
Corriendo, te alejabas
Hacia el mar
Y me gritabas que te hacía falta
Distancia
Para contemplarme?
La nieve
Se apagaba
Enredada entre las aves
En el mar;
Con una desesperanza casi alegre
Yo miraba
Tus huellas en el mar
Y el mar se cerraba como un párpado
Sobre el ojo, dentro del cual yo esperaba.

¿Recuerdas la playa?

Del engaño y renuncia


Del engaño y renuncia.

No eres tú la misma que siempre me ha rodeado ocultándome el camino más claro para llegar al fondo. No eres tampoco la emancipación a la que asirse, cuando pasan las brumas en viaje lento de superficie, rozando las mejillas como una confesión de pereza, entre falsos terciopelos y sonrisas ocultas de desfallecimiento. No pretendas envolverme en tus sutiles perfidias mostrándome la mano ensortijada en vedijas de viento, mientras tus ojos fulguran sin sueño, descubriendo el esqueleto seco y frío de su cielo profundo ennegrecido. En el fondo de ti misma los pensamientos yacen como bajo las piedras, ocultos como vidrios de color ignorados, y yo siento sobre mi piel sus destellos como aparentes confesiones de un mañana vecino, del hallazgo precioso que me hará romper en sollozos muy fuertes, sobre la tierra abierta a mis culpas más claras. (...)

Vicente Aleixandre
de ¨Pasión de la tierra"

Fot. Charlotte Perriand
colaboradora de Le Corbusier

Nostalgia, deseos, vida


Ésta es la nostalgia: morar en la onda 
y no tener patria en el tiempo. 
Y éstos son los deseos: quedos diálogos 
de las horas cotidianas con la eternidad. 

Y eso es la vida. Hasta que de un ayer 
suba la hora más solitaria de todas, 
la que sonriendo, distinta a sus hermanas, 
guarde silencio en presencia de lo eterno. 

Berlín-Wilmersdorf, 3 de noviembre de 1897

Fot. G. L. Steinman