miércoles, 11 de abril de 2018

La hora de vivir


Nunca antes había sabido que la hora de vivir tampoco tiene palabra. La hora de vivir, amor mío, estaba tan presente, que yo apoyaba la boca en la materia de la vida. La hora de vivir es un ininterrumpido y lento ruido de puertas que se abren continuamente de par en par. Dos portones se abrían y nunca habían dejado de abrirse. Pero se abrían continuamente hacia la nada.

Ed. Siruela, 2017
Trad. Alberto Villalba

Fot. Jordanna Kalman

Y es tu sombra, lo es y se deshace


Y es tu sombra, lo es y se deshace

Y es tu sombra, y lo es y se deshace,
se hace raíz y grano
en el que aquí te tengo.

El dedo de penumbra que me das
aumenta mi mano
y me tiene en ti.

Tintinea ahora la tarde en los collares
de ovejas indiferentes:
todo con ellas resta, y los olivos,
no vistos, pero presentes.

Me envuelvo con esto; a su calor
nuestra sangre es una y madura.
Buena noche, mi amor.
Buena noche, que amanece.


Versión de Manuel Vargas

Fot. Edmond de Grimberghe
La mélancholie