viernes, 25 de marzo de 2016

El amor, por ejemplo


Soy de la misma opinión que Dante, y no comparto la de Stendhal ni la de Mérimée, que decían ser siempre felices: los recuerdos de las cosas felices envenenan la vida cuando éstas ya no se pueden tener. El amor, por ejemplo.

Paul Léautaud

Fot. Henri Cartier-Bresson, Paul Léautaud [Fontenay-aux-Roses], 1952

Los justos


Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire. El que agradece que en la tierra haya música. El que descubre con placer una etimología. Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez. El ceramista que premedita un color y una forma. Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada. Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto. El que acaricia a un animal dormido. El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho. El que agradece que en la tierra haya Stevenson. El que prefiere que los otros tengan razón. Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

Jorge Luis Borges, Los Justos