domingo, 14 de mayo de 2017

Saca al vivo del muerto


Buenos días madrugadores.
Buenos días trasnochadores.
Buenos días Tánger atrapada en una época mercurial.
Aquí estoy de vuelta adormecido y recorriendo las callejuelas y los recuerdos. Lo hago a través de mi pasado y mi presente…, ilusiones y cicatrices que las palabras no pueden abarcar o describir.
¿Qué hay de mi vida en medio de este tejer de palabras?
Pero la nostalgia de las veladas y las noches llenas de aprehensión y aventuras se deslizan en mi
interior para convertir las cenizas de las ascuas en una túnica transparente y cautivadora.
Hace dos años murió Abdun Furoso, el verdadero protagonista que despertó mi imaginación y me ayudo a aguantar al qahr (extrema penuria) y la violenta lucha interior. Murió antes de que yo publicara mi novela Al-Jaima, una historia inspirada por él y su pasión por la vida.
Sigo esperando la liberación de la literatura considerada como indecible, directa, sin rodeos, literatura que no se puede rumiar o tragar. Una literatura como estas páginas de mi autobiografía. La escribí hace más de diez años. Fue traducida al inglés, al francés y al español antes de llegar a los lectores, en su versión original, en árabe.
La vida me enseñó a esperar, a asimilar el juego del tiempo sin renunciar a mi cosecha. Di tu última palabra antes de morir, y llegará a conocerse sin duda. No importa su destino final. Lo más importante es que tenga esa capacidad de encender la mecha de una pasión, un dolor o una fantasía reprimida… encender un enorme fuego en tierra baldía. Madrugadores, trasnochadores, pesimistas y optimistas, rebeldes, adolescentes, «cuerdos» no olvidéis que «el juego de la vida» es más fuerte que nosotros. Es un juego mortal. Sólo lo podemos afrontar si vivimos nuestra propia muerte, nuestra aniquilación, sólo si vivimos al límite en agradecimiento a la vida.
Yo digo: Saca al vivo del muerto.
Lo saca del hediondo y descompuesto. Lo saca del empachado y del famélico.
Lo saca de los hambrientos y de los que sobreviven a base de El pan a secas.

Mohamed Chukri
Tánger, 17 de mayo de 1982

Prólogo de  El pan a secas

Fot. Strangedirt