miércoles, 10 de octubre de 2018

Los indolentes


LOS INDOLENTES
Dedicado a Ernst Balcke

Una vieja barca, que en el puerto en calma
al atardecer amarrada se mece.

Los amantes, que tras los besos duermen.

Una piedra, profunda en el pozo verde.

El descanso de la Pitia, como el reposo
de los grandes dioses tras un largo banquete.

El cirio blanco, que empalidece al muerto.

Las cabezas leoninas de las nubes en torno a un valle.

La sonrisa de un tonto convertida en piedra.

Jarrones polvorientos donde pervive una fragancia.

Violines rotos en el desorden de los suelos.

Antes del ímpetu de la tormenta, el aire inmóvil.

Una vela, que en el horizonte brilla.

La fragancia de los brezos, que guía a las abejas.

El dorado del otoño, que corona hojas y tallos.

El poeta, que percibe la maldad del necio.

Georg Heym
(Versión, mayo, 1910)