martes, 26 de diciembre de 2017

No deshagas la maleta


¡No deshagas la maleta! Inconscientemente 
podría ocurrírsete desparramar su contenido 
lo que te tentaría a ver un dibujo 
como el de las letras de la palabra hogar. 
Donde algo careciera de simetría 
querrías tal vez colocar una planta 
regada y empezar a querer apreciada. 

¡No deshagas la maleta! Podría 
estallar la guerra. O lo que es aún peor: 
Podrías imaginarte que estabas enamorado 
y como una inevitable consecuencia 
mudarte a una calle con un nombre 
y que las calles, no como ahora, no solo fueran calles 
sino el caminar de los condenados a muerte en ellas. 

¡No deshagas la maleta! Es mejor 
ponerte una camisa arrugada 
que una que haya estado tendida en un balcón 
con vistas a algunas islas brumosas 
y haya sido planchada por una mano amorosa, 
es preferible el olor a naftalina que a espliego. 
Podrías creer que eres una flor. 

!No deshagas la maleta! Déjala 
junto a la pared en una habitación desnuda
donde una bombilla desnuda 
no te deja dudar ni un instante 
de dónde estás y quién eres en la Tierra. 

¡No deshagas la maleta! Ni un segundo 
antes de que puedas prescindir completamente de ella. 
Y déjala en su sitio.

No deshagas la maleta
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen

Deena de Dos , Sceaux 1955