jueves, 25 de enero de 2018

Hogar


¿Y qué hogar es, si no es de este mundo?, que lo que cantábamos y tocábamos era sólo un recuerdo, una reminiscencia, la conservación de la imagen de algo que ya no existe, y sentí como la tierra firme de este hogar se hundía bajo mis pies, cómo caía, cómo sostenía el clarinete junto a la boca y me hundía en la profundidad de los años, en la profundidad de los siglos, en una profundidad inconmensurable (donde el amor es amor y el odio, odio) y me dije con sorpresa que mi único hogar es precisamente este hundimiento, esta inquisitiva y anhelante caída y seguí entregado a ella, experimentando un dulce vértigo.

Milan Kundera
La Broma
Ed. Tusquets, 2012
Trad. Fernando de Valenzuela