viernes, 22 de enero de 2016

La (im)perfección de la (in)felicidad



Tarde o temprano en la vida cada uno descubre que la felicidad perfecta es irrealizable, pero pocos son los que nos detenemos a considerar la antítesis: que la infelicidad perfecta es igual de inalcanzable. Los obstáculos que impiden la realización de estos dos estados extremos son de la misma naturaleza: derivan de nuestra condición humana, que se opone a todo lo infinito. Nuestro cada vez más insuficiente conocimiento del futuro se opone a ello: y esto se llama, en un caso, esperanza y en el otro caso, la incertidumbre del día siguiente. La certeza de la muerte se opone a ello: porque establece un límite en cada alegría, pero también en cada duelo. Las inevitables preocupaciones materiales se oponen a ello: a medida que envenenan toda felicidad duradera, igualmente nos distraen asiduamente de nuestras desgracias y hacen que nuestra conciencia de ellas sea intermitente y por lo tanto, soportable.

Primo LeviSi esto es un hombre
Ed. El Aleph, 2013
Trad. Pilar Gómez Bedate