viernes, 22 de enero de 2016

Saba por Magris


La familiaridad con todas las linfas vitales y corporales, con el fango con el que está amasada la vida y con el que los niños no temen embadurnarse en sus juegos, es algo propio del poeta que ha expresado sin rémoras la antigua ansia, el deseo más acá y más allá del bien y del mal. Saba es el animal que desconoce los pudores y los arrepentimientos del que él mismo habla en una gran poesía de la vejez, la rapaz que se lanza sobre la presa, con una avidez en la que se mezclan ternura, amor, anhelo, brutal voluntad de poder, y la devora sin distinguir el beso del mordisco. Su poesía es grande, de una intensidad y una plenitud rarísima en la lírica del siglo XX, por su tersa y despiadada transparencia que deja traslucir íntegramente el oscuro fondo de la vida y de sus pulsiones, su gracia y su indomable crueldad.

Claudio Magris,  El jardín, relato incluido en  Microcosmos
Ed. Anagrama, 2006,
Trad. J. A. González Sainz.

Fot. Retrato de Umberto Saba, anónimo