viernes, 13 de octubre de 2017

Nostalgia


Nostalgia

Ahora estoy de regreso.
Llevé lo que la ola, para romperse, lleva
-sal, espuma y estruendo-,
y toqué con mis manos una criatura viva;
el silencio.

Heme aquí suspirando
como el que ama y se acuerda y está lejos.

La gloria de caer


¿Tengo un argumento de vida?, soy inesperadamente fragmentaria. Soy poco a poco. Mi historia es vivir. Y no tengo miedo del fracaso. Aunque el fracaso me aniquile quiero la gloria de caer. Mi ángel lisiado que se lastima huraño, mi ángel que cayó del cielo al infierno, donde vive gozando del mal.

Clarice Lispector

jueves, 12 de octubre de 2017

Es urgente


Es urgente. Son órdenes que ella da, pero se es libre de obedecerlas. El imperativo de esperanza. Inmediatamente después perdona. Dios me ruega. Su confianza, qué bella es. No se dirige a mí sino gravemente intensamente y razonablemente. Pidiendo auxilio solo para lo que está realmente por encima de sus fuerzas. Es una manera honesta de no reducir al otro a la esclavitud. La manera sublime con la que tolera la insatisfacción: sin resentimiento. Un equilibrio espiritual. Divina versatilidad.

Me pide la realización de sus sueños: ser una mariposa, párame esta lluvia, podría tener patas de ardilla, sin alas volar. Por desgracia no puedo cumplir tan justos y tan concretos deseos. Mi magia es abstracta. Mala suerte me dice sin tristeza. Tomo las medidas de mi impotencia. Estoy tan limitada que incluso no tengo en mí la idea de tener alas. Ella tiene su cuerpo por alma. Yo, estoy separada.

De “Mesías”
en "Deseo de escritura"
Trad. de Luis Tigero
Reverso Ediciones

Fot. Hervé Gloaten
Hélène en Vicennes, 1975

Cornelia frente al espejo


Quiero verme a mí misma en el espejo. Lo que más me gustó en el mundo fue el agua: beberla, mirarla, imaginarla. En este vaso la tengo presa, aunque esté mezclada con otra cosa menos pura. Me acercaré a besarte, espejo. Qué fresca, qué incontaminada, qué parecida a nadie eres. Pego mis labios a tus labios como si nadie pudiera separarnos jamás. Todas las fotografías son espejos de lo que fuimos, pero no de lo que somos ni de lo que seremos. Deja que me mire. Soy lo único que no conozco. Voy a beber algo mejor que la vida. Por suerte ya sé todo lo que no soy yo. Me acercaré al espejo. Quiero besarme. Nada me impedirá besarme. Nada me impedirá arrodillarme. Tu boca, espejo, es fresca como el agua. Me da miedo. No existe la distancia que nos separa, ni el frío helado de tu superficie lisa. Voy a morir ahora mismo. Me desvestiré, y quedaré desnuda. Totalmente desnuda. Si alguien se acerca, que se vaya y me deje sola bajo la mirada mía que pronto se terminará. Qué extraño ruido. ¿De dónde proviene?. Lo oigo venir desde arriba, como si algo se estuviera rompiendo. Hace tanto que vengo a esta casa y nunca lo he oído. ¿Los ratones se habrán metido detrás del espejo?. O bien algo se está despegando en esta mole gigantesca. ¿Por qué te tengo tanto miedo, espejo, si antes no te temía?. Antes me acercaba, ahora me alejo. ¿Me vas a matar?. ¿Te atreverás?. Moriré bajo tus cristales. Me arrodillaré a tus pies. Me taparé la cabeza con mis brazos para no ver caer tu cascada de vidrios. Qué porquería eres. Me buscaré a mí misma en todos tus pedazos: un ojo, una mano, un mechón de pelo, mis pies, mi ombligo, mis rodillas, mi espalda, mi nuca tan querida, nunca podré juntarlos. Poca voz me queda. Los que me buscan son las alimañas, los ratones, el polvo. La muerte de una persona no es igual a la muerte de un espejo. No creí tener esta suerte de morir contigo.

Silvina Ocampo
Cornelia frente al espejo
Ed. Tusquets, 1988

Fotograma de " The painted Lady" 1912

miércoles, 11 de octubre de 2017

Es tarde


Es tarde: la vida se gasta en actos vanos;
Es tarde: detrás de mis ojos ya no hay nadie.

martes, 10 de octubre de 2017

Temor a la impotencia


TEMOR A LA IMPOTENCIA.

Esa común palabra que se olvida
con prenatal perseverancia
y en la neutra penumbra
de la imaginación insiste 
en disiparse, se estaciona 
en las más evasivas marañas
del silencio,
ésa es también
la tregua con que suelo 
aplazar tu recuerdo cada día
y callo
en las inmediaciones
de encontrarme contigo como calla 
la puerta que se acaba de cerrar.

Ed. Bartleby, 2007

Lejanías


LEJANÍAS

Mirándonos a los ojos en la frescura,
comencemos también esto:
respiremos 
juntos el velo
que nos oculta a uno del otro,
cuando la tarde se dispone a medir
lo que dista todavía
de cada figura que ella toma
a cada figura
que nos ha prestado a ambos.

de "Siete rosas más tarde"
Obras completas, 
Edit. Trotta.
Trad. José Luis Reina Palazón.

Los besos


Tu beso en la calle no es el mismo que tu beso en la casa.

El beso en la calle es amplio, se traga una ciudad entera, la ciudad se estrecha como el ojo de una aguja; tu ciudad, que no te aporta nada. El beso en la casa es el hilo que consigues que pase por la aguja tras varios intentos y, entonces, lanzas un suspiro de alivio. El beso en la calle es desesperado, como si fuera el último; pretende alcanzar una profundidad que simplemente no existe, como si se tragara toda la calle. El beso en la casa es un beso feliz, porque no arrastra ninguna historia detrás; es un beso libre, sin testigos. Tu beso en la calle ejerce una presión y se adhiere como si se estuviera desvaneciendo en todo momento. Tu beso en la cama es soñoliento, como las sábanas. Dos besos en una ciudad: el ojo de una aguja y el hilo que lo atraviesa.

Ahmad Yamani
Fragmentos

Foto: Souvid Datta

lunes, 9 de octubre de 2017

La edad es la puerta de la belleza


Tal es pues la tesis que pretendo examinar dentro de este noveno volumen de este Último Reino. Lo poco que deseamos con tanto fervor nos espera más lejos, irreconocible, impensado. Lo poco que podemos pensar surge como un mendigo cerca de una puerta, que sólo lo más viejo en nosotros reconoce, que en todo caso divisa si tiene el valor de hacerlo. El pensamiento husmea el espacio como el olfato. Huele. Capta algo del mundo que llega sin que lo retenga. Sin cesar nos dirigimos hacia ese poco que de pronto va a abrirse en el éxtasis (o a perderse en el éxtasis extremo, definitivo, de la muerte). Pero en ambos casos se trata de lanzar una mirada sobre el abismo, aspirando al abismo, bailando al borde del abismo. Agrego esta consecuencia sorprendente: La madurez define la estación en que los aromas se esparcen en el aire y se dirigen hacia sus principales predadores. La edad es la puerta de la belleza.

Pascal Quignard
Morir por pensar. Último Reino IX
Edit. Cuenco de plata.
Traducción: Silvio Mattoni

sábado, 7 de octubre de 2017

Construyendo una casa después de la guerra


Construyendo una casa después de la guerra

Después de la guerra construiremos una casa… 
Después de otra guerra,
durante la cual muchos han sobrevivido
sin techo sobre sus cabezas, 
construiremos una casa 
y arreglaremos el jardín a su alrededor. 
La construiremos a escala de una casa de caracol,
pequeña y bella, sólo para dos. 
Aprendemos de los gorriones. 
Preguntamos al viento por un consejo, y a la lluvia. 
Construimos con manos que huelen
a tierra de la que todo viene 
y a la que todo retorna. 
Con manos que delicadamente
tocan y, exhaustas, ríen como un saúco en flor. 
Nos ayudan piedra y agua,
que unimos con olor a lavanda e imágenes de un sueño. 
Después de la guerra construiremos una casa…
para dos cuerpos que yacerán en la cama 
como si estuvieran bajo un manzano florecido, 
y para dos almas que silenciosamente la deambularán 
como una vieja mujer 
que antes vivió y murió entre estas paredes… 
Construiremos pequeños muros
que nos separarán de la cruel realidad,
y escaleras que nos llevarán más allá de lo conocido, 
hacia donde sólo los que se amen siempre obtengan… 
Después de la guerra construiremos una casa… 
Día y noche, 
aunque seamos conscientes de que construiremos
ruinas para el mañana.

Sarajevo, 1945


El breve amor


EL BREVE AMOR

Con qué tersa dulzura 
me levanta del lecho en que soñaba 
profundas plantaciones perfumadas,

me pasea los dedos por la piel y me dibuja
en el espacio, en vilo, hasta que el beso
se posa curvo y recurrente

para que a fuego lento empiece
la danza cadenciosa de la hoguera
tejiéndonos en ráfagas, en hélices,
ir y venir de un huracán de humo.

(¿Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo anegarse entre cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos?)

de Ars Amandi

viernes, 6 de octubre de 2017

Lamium


LAMIUM

Así se vive cuando tienes un corazón helado.
Como yo: entre sombras, arrastrándose sobre la roca fría,
bajo las copas inmensas de los arces.

El sol apenas me alcanza.
A veces, al comenzar la primavera, lo veo elevarse a lo lejos.
Luego crecen las hojas sobre él, hasta cubrirlo todo.
Siento su brillo entre las hojas, vacilante,
como quien golpea un vaso con una cuchara de metal.

No todos necesitan de la luz
en igual medida. Algunos
creamos nuestra propia luz: una hoja plateada
como un sendero que nadie puede recorrer, un lago de plata
poco profundo bajo la oscuridad de los arces.

Pero esto ya lo sabes.
Tú y aquellos que piensan
que viven por la verdad, y en consecuencia,
aman todo lo que es frío.

De "Iris salvaje"
Versión de Eduardo Chirinos

Un pulso herido


Quiero llorar porque me da la gana,
como lloran los niños del último banco,
porque yo no soy un poeta, ni un hombre, ni una hoja,
pero sí un pulso herido que ronda las cosas del otro lado.

Poema doble del lago Edem

miércoles, 4 de octubre de 2017

Lo maravillosamente normal


LOS INACABADOS

Rostro que no dice, que no ríe,
que no dice ni sí ni no.
Monstruo.
Sombra.
Rostro que tiende,
que va,
que pasa,
que lentamente hacia nosotros brota,
rostro perdido…

Lo maravillosamente normal.

martes, 3 de octubre de 2017

Somos luz


Somos luz, ¿sabe?, nada más que luz: somos la luz que se les ofrece a los bateadores de críquet al final del día, los ojos brillantes del amado, el resplandor de la cerilla de seguridad en la ventana del edificio alto, las estrellas y nebulosas en plena gloria nocturna, la luna creciente a través de los cables del tranvía, la lámpara de nafta brillando sobre la carretilla del vendedor ambulante... Cuando perdimos nuestro ser etéreo y nos encarnamos, nos ralentizamos, espesamos y congelamos en... -se agarró ambos lados de la cara y los agitó-..., en esto. El alma misma es un recuerdo que conservamos de los tiempos en que nos desplazábamos a la velocidad de la luz y con su densidad. La primera etapa de nuestra Disciplina aquí consiste en aprender cómo se recupera esa rarefacción, esa condición luminosa, para ser de nuevo capaces de ir a donde deseemos, a través de los cuernos de linterna, a través del cristal y, con el tiempo, aunque corramos el riesgo de partirnos por la mitad, a través del espato de Islandia, que es una expresión en cristal de la velocidad de la Tierra mientras corre por el Éter, alterando las dimensiones y creando una refracción doble... -Se detuvo ante la puerta-. Coma algo, es usted un buen chico.

Thomas Pynchon
Contraluz
Edit Tusquets
Trad. Vicente Campos

Fot. Saul Leiter

A song for Nina


A SONG FOR NINA

Voz que de lejos canta
tal las voces del sueño
agua de los cencerros
bajando la montaña.

Otra vez como entonces
retornas, corazón,
a tu distante amor
de caminos y alcores.

Ya no será la sombra
de los sauces tan fina,
ni el olor de las lilas
te andará por la boca.

Ya no veremos juntos
la vuelta de la tarde,
ni iremos a buscarte,
colmena entre los juncos.

El pichel de agua mansa
que bebías ansiosa
se secará en la sombra
morosa y solitaria.

Ah, mírate en el río
que se lleva tu imagen;
así se van las tardes
libres de ti, al olvido.

Inclinado, en el gesto
del que sacia la sed,
¿alguna vez veré 
tu cara entre mis dedos?

preludios y sonetos
Ed. Alfaguara, 2009

Fotograma de " Vampyr", 1932

El instante de la mirada


La mirada

Sólo cuando la mirada se abre al par de lo visible se hace una aurora. Y se detiene entonces, aunque no perdure y sólo sea fugitivamente, sin apenas duración, pues que crea así el instante. El instante que es al par indeleblemente uno y duradero. La unidad, pues, entre el instante fugitivo e inasible y lo que perdura. El instante que alcanza no ser fugitivo yéndose. Inasible. El instante que ya no está bajo la amenaza de ser cosa ni concepto. Guardado, escondido en su oscuridad, en la oscuridad propia, puede llegar a ser concepción, el instante de concebir, no siempre inadvertido.
Y así, la mirada, recogida en su oscuridad paradójicamente, saltando sobre una aporía, se abre y abre a su vez, "a la imagen y semejanza", una especie de, circulación. La mirada recorre, abre el círculo de la aurora que sólo se dio en un punto, que se muestra como un foco, el hogar, sin duda, del horizonte. Lo que constituye su gloria inalterable.

María Zambrano
La mirada
en De la Aurora
Ed. Turner, 1999

De la vida no busquéis


De la vida entre el múltiple conjunto de los seres,
no, no busquéis la imagen de la eterna belleza:
ni en el contento y harto seno de los placeres,
ni del dolor acerbo en la dura aspereza. 

Ya es átomo impalpable o inmensidad que asombra,
aspiración celeste, revelación callada;
la comprende el espíritu y el labio no la nombra,
y en sus hondos abismos la mente se anonada.

En las orillas del Sar

sábado, 30 de septiembre de 2017

Un encuentro de dos salivas


El amor, un encuentro de dos salivas… Todos los sentimientos extraen su absoluto de la miseria de las glándulas. No hay nobleza sino en la negación de la existencia, en una sonrisa que domina paisajes aniquilados…

Emil Cioran

Fot. Dora Maar
Nush Eluard couchée à plat ventre sur la plage, 1936/37

La casa de la mirada


La casa de la mirada

A Matta

Caminas adentro de ti mismo y el tenue reflejo serpeante que te conduce
no es la última mirada de tus ojos al cerrarse ni es el sol tímido golpeando tus párpados:
es un arroyo secreto, no de agua sino de latidos: llamadas, respuestas, llamadas,
hilo de claridades entre las altas yerbas y las bestias agazapadas de la conciencia a obscuras.
Sigues el rumor de tu sangre por el país desconocido que inventan tus ojos
y subes por una escalera de vidrio y agua hasta una terraza.
Hecha de la misma materia impalpable de los ecos y los tintineos,
la terraza, suspendida en el aire, es un cuadrilátero de luz, un ring magnético
que se enrolla en sí mismo, se levanta, anda y se planta en el circo del ojo,
géiser lunar, tallo de vapor, follaje de chispas, gran árbol que se enciende y apaga y enciende:
estás en el interior de los reflejos, estás en la casa de la mirada,
has cerrado los ojos y entras y sales de ti mismo a ti mismo por un puente de latidos:
EL CORAZÓN ES UN OJO.

Estás en la casa de la mirada, los espejos han escondido todos sus espectros,
no hay nadie ni hay nada que ver, las cosas han abandonado sus cuerpos,
no son cosas, no son ideas: son disparos verdes, rojos, amarillos, azules,
enjambres que giran y giran, espirales de legiones desencarnadas,
torbellino de las formas que todavía no alcanzan su forma,
tu mirada es la hélice que impulsa y revuelve las muchedumbres incorpóreas,
tu mirada es la idea fija que taladra el tiempo, la estatua inmóvil en la plaza del insomnio,
tu mirada teje y desteje los hilos de la trama del espacio,
tu mirada frota una idea contra otra y enciende una lámpara en la iglesia de tu cráneo,
pasaje de la enunciación a la anunciación, de la concepción a la asunción,
el ojo es una mano, la mano tiene cinco ojos, la mirada tiene dos manos,
estamos en la casa de la mirada y no hay nada que ver, hay que poblar otra vez la casa del ojo,
hay que poblar el mundo con ojos, hay que ser fieles a la vista, hay que
CREAR PARA VER.

La idea fija taladra cada minuto, el pensamiento teje y desteje la trama,
vas y vienes entre el infinito de afuera y tu propio infinito,
eres un hilo de la trama y un latido del minuto, el ojo que taladra y el ojo tejedor,
al entrar en ti mismo no sales del mundo, hay ríos y volcanes en tu cuerpo, planetas y hormigas,
en tu sangre navegan imperios, turbinas, bibliotecas, jardines,
también hay animales, plantas, seres de otros mundos, las galaxias circulan en tus neuronas,
al entrar en ti mismo entras en este mundo y en los otros mundos,
entras en lo que vio el astrónomo en su telescopio, el matemático en sus ecuaciones:
el desorden y la simetría, el accidente y las rimas, las duplicaciones y las mutaciones,
 el mal de San Vito del átomo y sus partículas, las células reincidentes, las inscripciones estelares.

Afuera es adentro, caminamos por donde nunca hemos estado,
el lugar del encuentro entre esto y aquello está aquí mismo y ahora,
somos la intersección, la X, el aspa maravillosa que nos multiplica y nos interroga,
el aspa que al girar dibuja el cero, ideograma del mundo y de cada uno de nosotros.
Como el cuerpo astral de Bruno y Cornelio Agripa, como las granes transparentes de André Breton,
vehículos de materia sutil, cables entre éste y aquel lado,
los hombres somos la bisagra entre el aquí el allá, el signo doble y uno, V y ^ ,
pirámides superpuestas unidas en un ángulo para formar la X de la Cruz,
cielo y tierra, aire y agua, llanura y monte, lago y volcán, hombre y mujer,
el mapa del cielo se refleja en el espejo de la música,
donde el ojo se anula nacen mundos:
LA PINTURA TIENE UN PIE EN LA ARQUITECTURA Y OTRO EN EL SUEÑO.

La tierra es un hombre, dijiste, pero el hombre no es la tierra,
el hombre no es este mundo ni los otros mundos que hay en este mundo y en los otros,
el hombre es la boca que empaña el espejo de las semejanzas y dice sí,
el equilibrista vendado que baila sobre la cuerda floja de una sonrisa,
el espejo universal que refleja otro mundo al repetir a éste, el que transfigura lo que copia,
el hombre no es el que es, célula o dios, sino el que está sienpre más allá.
Nuestras pasiones no son los ayuntamientos de las substancias ciegas pero los combate y los abrazos de los elementos riman con nuestros deseos y apetitos,
pintar es buscar la rima secreta, dibujar al eco, pintar el eslabón:
El Vértigo de Eros es el vahído de la rosa al mecerse sobre el osario,
la aparición de la aleta del pez al caer la noche en el mar es el centelleo de la idea,
tú has pintado al amor tras una cortina de agua llameante
PARA CUBRIR LA TIERRA CON UN NUEVO ROCÍO.

En el espejo de la música las constelaciones se miran antes de disiparse,
el espejo se abisma en sí mismo anegado de claridad hasta anularse en un reflejo,
los espacios fluyen y se despeñan bajo la mirada del tiempo petrificado,
las presencias son llamas, las llamas son tigres, los tigres se han vuelto olas,
cascada de transfiguraciones, cascada de repeticiones, trampas del tiempo:
hay que darle su ración de lumbre a la naturaleza hambrienta,
hay que agitar la sonaja de las rimas para engañar al tiempo y despertar al alma,
hay que plantar ojos en la plaza, hay que regar los parques con risa solar y lunar,
hay que aprender la tonada de Adán, el solo de la flauta del fémur,
hay que construir sobre este espacio inestable la casa de la mirada,
la casa de aire y de agua donde la música duerme, el fuego vela y pinta el poeta.


Kentucky 1964

jueves, 28 de septiembre de 2017

Leyendo


Prevalece lo raro


Prevalece el misterio:
que haya amor,
que haya odio,
que existan cuerpos.

Prevalece lo raro:
las relaciones,
los Cantos Gregorianos,
el arte, el corno francés.

Prevalece el incendio de nuestras pasiones,
la rara faz de uno que no se ha ido
sino que se queda
e insiste
por amor y odio.

Prevalecen las extrañas miradas
y los cuerpos que no pueden tocarse
por miedo,
por extrañeza,
por temor.

Prevalece la distancia entre los amigos:
la palabra no dicha,
el gesto guardado,
los silencios
en medio de la ebriedad.

Prevalece que haya los otros y lo otro,
la “otredad”
el más allá de mí
y el más allá de ti,
la extrañeza
de lo que nunca puede alcanzarse.

Prevalece este raro plenilunio.

Prevalece lo raro
A Rainer y Paula Ossott
Junio, 1991

miércoles, 27 de septiembre de 2017

El crepúsculo de amatista


El crepúsculo, de amatista, se torna
Azul más y más intenso,
El farol llena de un tenue fulgor verde
Los árboles de la avenida.

El viejo piano interpreta una melodía
Serena y lenta y jovial;
Ella se encorva sobre las teclas amarillentas,
E inclina así su cabeza.

Tímidos pensamientos, ojos serios y abiertos
Y manos que vagan mientras escuchan...
El crepúsculo Se torna azul aún más oscuro
Con reflejos de amatista.

El crepúsculo de amatista.
De "Música de cámara"
Poesía completa Visor Libros 2007
Versión de José Antonio Álvarez Amorós

Fot. anónima del autor

Pecado original


(...) Una vez llegados a Sciolze no queda más que bajar aún un poco y se está ya en la llanura, la vuelta a la Colina se ha acabado.
Por ahora no ha hecho más que empezar y estamos por la puerta de Madonna della Scala. Entre vaquerías derruidas, altos chopos que susurran como pájaros por las tarde, arces, acacias e híspidos hierbajos, una vieja villa reitera con su nombre la triste observación de Baruffi: Villa Passatempo. En ese armonioso cuadrisílabo resuena un ansia profunda, mortal. Esa tupida sombra y esos altos árboles absortos tendrían que estar ahí para impedirle al tiempo que pasara o al menos para hacerle fluir más lentamente, resina dorada que se desliza a lo largo del tronco y no cascada que se precipita. Y en cambio el nombre dice que en esa villa neoclásica, con su escalera doble en la fachada y el frontón triangular estilo imperio, las dos damiselas de Verrua que la habitaban deseaban que el tiempo pasase rápido, que hubiese ya pasado, llegado ya cerca de su término.
Tal vez sea eso el pecado original, ser incapaces de amar y de ser felices, de vivir a fondo el tiempo, el instante, sin la manía de quemarlo, de hacer que acabe pronto. Incapacidad de persuasión, decía Michelstaedter. El pecado original introduce la muerte, que toma posesión de la vida, la hace sentir insoportable en cada una de las horas que acarrea en su transcurso, y obliga a destruir el tiempo de la vida, a hacerlo que pase pronto, como una enfermedad; matar el tiempo, una forma educada de suicidio.

Claudio Magris
Colina
incluido en Microcosmos
Anagrama
Trad. J. A. González Sainz

Pola


POLA

Como ese aleteo fuerte
que hacen las gaviotas
para después planear
sin resistencia por el aire
así le gustaría a Pola
hendir su mundo privado

Héroes


Uno puede empezar una historia por la mitad y luego avanzar y retroceder audazmente hasta embarullarlo todo. Puede también dárselas uno de moderno, borrar las épocas y las distancias y acabar proclamando, o haciendo proclamar, que se ha resuelto por fin a última hora el problema del tiempo y del espacio. Puede también sostenerse desde el principio que hoy en día es imposible escribir una novela, para luego, y como quien dice disimuladamente, salirse con un sólido mamotreto y quedar como el último de los novelistas posibles. Se me ha asegurado asimismo que resulta bueno y conveniente empezar aseverando: Hoy en día ya no se dan héroes de novela, porque ya no hay individualistas, porque la individualidad se ha perdido, porque el hombre es un solitario y todos los hombres son igualmente solitarios, sin derecho a la soledad individual, y forman una masa solitaria, sin hombres y sin héroes. Es posible que en todo eso haya algo de verdad. Pero en cuanto a mí, Óscar, y en cuanto a mi enfermero Bruno, quiero hacerlo constar claramente: los dos somos héroes, héroes muy distintos sin duda, él detrás de la mirilla y yo delante; y cuando él abre la puerta, pese a toda la amistad y a toda la soledad, no por eso nos convertimos, ni él ni yo, en masa anónima y sin héroes.

Günter Grass
El tambor de hojalata
Ed. Anagrama
Trad. Miguel Sáenz

martes, 26 de septiembre de 2017

Que se las arregle


Las viejas señoras solas eran la clientela básica del hotel; además de la condesa, profesores jubilados, viudas de altos oficiales,en especial de aviación, una mujer entrada en años de ojos endemoniados, siempre vestida de verde, con zapatos descangallados, que escribía febrilmente llenando hojas y más hojas y de cuando en cuando preguntaba al primero que pasara, si en su opinión el presidente de los Estados Unidos y el comandante de las fuerzas de la OTAN en Verona - que se telefoneaban cada tarde, decía, a las siete, hora italiana- habrían recibido su manuscrito que resolvía de una vez para siempre los problemas del mundo y de todos. Era fundamental que lo leyeran, añadía, por el bien y la salvación universal, pero cuando alguien le preguntó en qué lengua escribía al presidente de los Estados Unidos, le había respondido que, naturalmente, ella le escribía en italiano, pues en la Casa Blanca no sería por traductores y además, "a esas alturas, le diré, que se las arregle."
Que se las arregle - quizá era la respuesta adecuada a todas las descaradas pretensiones con las que el mundo atrapa y tritura a un pobre diablo,si tiene la torpeza de mostrarse un poco dispuesto. Subir a la habitación y dejar que el mundo se las arregle, mientras las tardes y los años se confunden y caen en el negro vano del ascensor, antesala del sueño, geometría de las cosas que se hacen cada vez más iguales y regulares bajo los párpados, hasta que toda diferencia se apaga. Parece cosa de nada, quedarse dormido, pero cuando no se es ya capaz, uno se da cuenta de lo que quiere decir.

Claudio Magris
Colina
incluido en Microcosmos
Anagrama
Trad. J. A. González Sainz

Foto: Brooke DiDonato

Dibujar el mundo


Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años, puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.

Jorge Luis Borges

Foto: Hiroshi Sugimoto

El arte de la poda


El trabajo humano había interesado siempre a Cosimo, pero hasta entonces su vida en los árboles, sus desplazamientos y sus cazas habían respondido siempre a inspiraciones aisladas e injustificadas, como si fuera un pajarillo. Ahora, en cambio, lo asaltó la necesidad de hacer algo útil para su prójimo. Y también esto, bien mirado, era algo que había aprendido en su trato con el bandido; el placer de hacerse útil, de desplegar un servicio indispensable para los demás.

Aprendió el arte de podar los árboles, y ofrecía su trabajo a los cultivadores de huertos, en invierno, cuando los árboles extienden irregulares laberintos de palitos y parece que no desean sino ser reducidos a formas más ordenadas para cubrirse de flores y hojas y frutos. Cosimo podaba bien y pedía poco, de modo que no había pequeño propietario o arrendatario que no le pidiese que pasara por sus tierras, y se le veía, en el aire cristalino de esas mañanas, erguido, esparrancado en los bajos árboles desnudos, el cuello envuelto en una bufanda hasta las orejas, levantar unas grandes tijeras y, ¡chac!, ¡chac!, hacer volar con tijeretazos seguros ramitas secundarias y puntas. El mismo arte desplegaba en los jardines, con los árboles de sombra y de adorno, armado con una corta sierra, y en los bosques, donde intentó sustituir el hacha del leñador, sólo adecuada para asestar golpes al pie de un tronco secular para derribarlo entero, por su ligera hacheta, que trabajaba sólo en horcaduras y copas.

En suma, supo convertir su amor por este elemento arbóreo, como ocurre con todos los amores verdaderos, en algo despiadado y doloroso, que hiere y saja para hacer crecer y dar forma. Es cierto que procuraba siempre, al podar y talar, servir no sólo al interés del propietario del árbol, sino también al suyo, de viandante que necesita hacer más practicables sus caminos; por eso se las arreglaba para que las ramas que le servían de puente entre un árbol y otro se salvaran siempre, y recibieran fuerza de la supresión de las demás. Así, esta naturaleza de Ombrosa que había encontrado ya muy benigna, contribuía con su arte a hacerla mucho más favorable para él, amigo al mismo tiempo del prójimo, de la naturaleza y de sí mismo. Y de las ventajas de este prudente obrar se benefició sobre todo en edad más tardía, cuando la forma de los árboles suplía cada vez más su pérdida de fuerzas. Después, bastó con la llegada de generaciones con menor criterio, de imprevisora avidez, gente no amiga de nada, ni siquiera de sí misma, y ya todo ha cambiado, ningún Cosimo podrá ya avanzar por los árboles.

Italo Calvino
El barón rampante
Siruela.
Trad. Esther Benítez

O lo uno o lo otro


En el cristianismo la sensualidad es puesta por primera vez bajo la determinación del espíritu. Es totalmente natural que así sea, pues el cristianismo es espíritu, y el espíritu es el principio positivo que aquél introdujo en el mundo. Pero, puesto que la sensualidad se ve bajo la determinación del espíritu, se entiende que su sentido está en que debe ser excluida; pero justamente por que debe ser excluida está determinada como principio, como poder; pues aquello que el espíritu, que es el mismo un principio, debe excluir, debe ser algo que se muestre como principio, por más que sólo se muestre como principio en el momento en que es excluido.

Søren Kierkegaard
O lo uno o lo otro
Trotta, 2006
Trad. B. Sáez Tajafuerce y D. González

Foto: Anne de Gelas

domingo, 24 de septiembre de 2017

Leyendo


Cathy O'Donnell leyendo, 1945

La muerte de Ibsen


Acaba de salir la noticia en la prensa: que a día de hoy, esto es, 23 de mayo de 1906, y a la edad de setenta y nueve años, Henrik Ibsen, nacido en Skien, de estirpe vikinga, precursor de su oficio, guerrero de coraza negra, se ha ido al mismo lugar de donde vino; que todo lo que habíamos agrupado bajo su nombre, glóbulos rojos, esqueleto, nervios, ánimo, vigor, todo ello ya forma parte del pasado, de la eternidad.
Un germano puntual. Ya antes de morir había puesto el punto final. "Epílogo", así subtituló su último drama. Es difícil morir de forma bella (sobre todo para los nórdicos). Pero morir de forma ordenada, ésa es su belleza. Sombart considera que el orden es el principal rasgo de los pueblos germanos: ¿no tiene razón, incluso en la muerte? Goethe muere cuando pone el punto final al "Fausto". Richard Wagner muere cuando retoma en "Parsifal" el motivo de "Lohengrin", cerrando así este segundo anillo. El noruego Ibsen nos ofrece en su última obra el canto a la tierra de un moribundo. No escribió una palabra más. Su última obra es una brillante y melancólica alabanza de un plazo ya vencido. Una despedida que es a su vez un profundo grito existencial. Un ajuste de cuentas: cuando despertamos los muertos. Luego se mete en la cama y en el ataúd. ¡Morir con puntualidad!
Las últimas palabras de esta última obra son: "Pax vobiscum". La última figura que creó: Irene. Traducido: paz, paz, paz.
Se ha cumplido el programa. Ahora viene el "gran silencio"*. Morir en orden.

*Último acto de " El pequeño Eyolf" (1894): "Hacia arriba, a la cumbre. A las estrellas. Y al gran silencio"

Alfred Kerr
La muerte de Ibsen
De "La eternidad de un día. Clásicos del periodismo literario alemán (1823-1934)"
Edit. Acantilado
Trad. Francisco Uzcanga Meinecke

En la foto el señor Henrik Ibsen, circunspecto y grave

sábado, 23 de septiembre de 2017

Pensamiento


... el pensamiento, ese miserable seudónimo de la soledad.

Edit. Impedimenta
Trad. Marian Ochoa

Efímero y eterno


Lo efímero no es lo opuesto a lo eterno. Lo opuesto a lo eterno es lo olvidado. Hay quienes viven pensando que lo olvidado y lo eterno son la misma cosa. Se equivocan. Otros dicen que lo eterno nos necesita: y ésos están en lo cierto. Lo eterno te necesita a ti, en tu celda, y a mí aquí, escribiéndote y enviándote pistachos y chocolate.

John Berger
De A para X
Edit. Alfaguara
Trad. Pilar Vázquez

Ceguera


He intentado no pensar
demasiado. He intentado ser 
natural.
He intentado ser ciega en el amor,
como las otras mujeres,
ciega en la cama, con mi amante ciego,
sin buscar, en la densa oscuridad,
un rostro ajeno.

Ed. Nórdica
Trad. María Ramos López

viernes, 22 de septiembre de 2017

La lección de música


Una voz resuena en el tiempo; luego se desprende de las condiciones prácticas, dialogadas o cantadas y sociales de la palabra humana. Juega con su propio fantasma o juega con su propia imagen, o juega con su recuerdo. A todas estas posibilidades se les ha dado, recientemente, el nombre de "literatura". La palabra es muy sonora. Se hablaba de amor a las letras y los libros. El amor a las letras y los libros, o la literatura, tienen que ver con la voz desaparecida, son mudados de mudados. Quienes escriben libros y tienen en alguna estima la belleza, atraen hacia sí un fantasma de voz sin que puedan pronunciarla; es su única guía. Se engañan sobre su propio silencio; intentan llamar a veces hasta en el silencio de su libro a una voz que precede a una voz, lo más a menudo muerta y siempre demasiado significante. Igual que los músicos que llaman a gritos a una voz siempre más viva, es decir, más insignificante, más infantil, más orgánica; una voz que es anterior a la muda y que los ha hecho decidirse por la música instrumental o la composición musical. Antes incluso de la escritura, la voz silenciosa precedió a la voz enmudecida que la escritura permitió. Las obras artísticas orales tenían que ver con la voz silenciosa, de la misma forma que tenían que ver con el canto, con la lira, con la flauta, con la danza.

Pascal Quignard
La lección de música
Edit. Funambulista
Trad. Ascensión Cuesta

Desolado


Desolado

De tanto imaginarte, sonreírte, esperarte, me canso. Te veo y pregunto ¿eres tú?
Respiro tu llegada; ya sin creer.

No me pidas explicaciones.
No me quites la idea que tengo, tan vaga.
No me pruebes, por favor, en terreno firme (me harías a un lado).

Algunas veces de ti no queda nada, una pequeña lámina.
Si llegas, te aproximas, te parece bien, sencillamente será otra cosa, otra cosa, cosa de delirio.
Tendrás magnitud y calor.

Eres el otro lado del botín.
¿Comprendes?

de "Los cuadernos del destierro" 1960

Leyendo


jueves, 21 de septiembre de 2017

You


8. You

Tú apareces,
tú te desnudas,
tú entras en la luz,
tú despiertas los colores,
tú coronas las aguas,
tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor,
tú rematas la más cegadora de las orillas,
tú predices si el mundo seguirá o va a caer,
tú conjuras la tierra para que acompase su ritmo a tu lentitud de lava,
tú reinas en el centro de esta conflagración
y del primero 
al séptimo día 
tu cuerpo es un arrogante 
palacio
donde vive
el
temblor.

de "Una Isla" 1958

martes, 19 de septiembre de 2017

Una llama


Señor, danos un largo invierno
y música tranquila, y labios pacientes.
Y un poco de orgullo antes
de que se acabe nuestro siglo.
Danos el asombro
y una llama alta, clara.

Una llama

Fot. Atribuida a Christopher Broadbent

lunes, 18 de septiembre de 2017

Leyendo



Tristemente naturales


Me están mirando en tus ojos
los ángeles del instante,
los ángeles que han perdido
la memoria al contemplarse.

Me estoy reuniendo en tus brazos;
te siento casi quemándome;
arden el tronco y las ramas
pero las hojas no arden.

Estamos juntos, sin vernos,
repetidos y distantes,
juntos pero no vividos,
tristemente naturales.

Tristemente naturales